viernes, 14 de febrero de 2014

EL PASTELITO ENVENENADO.




Las nuevas tecnologías, especialmente los teléfonos móviles, están creando serios problemas en los jóvenes. Sin poner en duda la eficacia comunicativa de las mismas y su incuestionable ventaja en las relaciones humanas, va a resultar que son como un pastelito envenenado. Quienes trabajamos con los adolescentes venimos comprobando día a día la situación de dependencia permanente que estos han desarrollado respecto a la tecnología digital representada especialmente por los móviles y, por extensión, con el whatsapp. Ya se ha inventado un nuevo vocablo, monofobia, para denominar a una patología que viene a significar en esencia la excesiva dependencia del móvil hasta el punto de que la persona enganchada padece verdaderos síntomas de ansiedad y angustia, incluso taquicardias cuando no puede acceder instantáneamente a su teléfono móvil. A esa situación de dependencia evidente y fácilmente observable hay que sumar otras connotaciones no menos importantes. Me explico: se está produciendo en muchos casos un estado de permanente aislamiento personal que conduce a un cambio patológico en las relaciones sociales y en la comunicación entre los seres humanos en la sociedad del siglo XXI. Cada vez con más frecuencia se difunden fotografías y mensajes en las que un grupo de personas permanecen ensimismadas y absorbidas por el teléfono móvil y los auriculares, incluso en grupos reducidos y en lugares de ocio, ignorando a otras de las que están acompañadas y que, a su vez, andan abducidas por su propia telefonía móvil. La conversación, la charla parece haberse sustituido por la dictadura de la máquina que ha sometido las mentes dotadas de inteligencia y voluntad a su capricho, anulándolas, dejándolas vacías, inermes, indefensas ante la más mínima manipulación. Anulada la voluntad por la máquina, sin capacidad crítica o de defensa algunas, ¿qué porvenir aguarda a estos jóvenes y adolescentes que deambulan por las calles como zombies o robóticos seres inermes? Las nuevas tecnologías tienen indudables ventajas -¡cómo poder negarlas!-, pero están influyendo alarmantemente en lo que podríamos calificar de "proceso de descerebración masiva", que convierte en seres pasivos, amorfos e indolentes a nuestros jóvenes, reduciendo considerablemente su capacidad crítica y de esfuerzo, en muchos casos inexistente o no formada. A ello contribuye descaradamente una programación televisiva embrutecedora y castrante. Seres indefensos, al fin y al cabo, ante la todopoderosa industria de la telefonía móvil y las multinacionales. He escuchado a algunos amigos decir que tal vez el peligro esté en el uso que se hace de estos medios, pero añado que no sólo radica en ello. Y eso que soy plenamente consciente de que aquí no hay vuelta atrás.
Otra consideración que me parece oportuna y necesaria es el tiempo diario que absorben estas nuevas formas de comunicación, las cuales se han convertido ya en erramientas cotidianas insustituibles. Demasiado, en efecto. La telefonía móvil, las nuevas tecnologías, las redes sociales, los videojuegos, las consolas demandan una enorme dedicación y la práctica totalidad del tiempo de que disponen demasiadas personas que han caído definitivamente en su tela de araña. Reflexionen los adultos y los padres de estos chicos y chicas enganchados al móvil. Reflexionemos todos y denuncien sociólogos, psicólogos, psiquiatras y demás especialistas los peligros que nos acechan en cuanto nos está ocurriendo. Porque sufrimos la amenaza de una anulación masiva, con cerebros huecos o llenos de serrín, de almas a la deriva de la incomunicación y la soledad permanentes. Seres instalados en la abulia, acríticos, anulada su voluntad y entregados a la pasividad, cada vez más solos, hastiados e indefensos.

                                                                                   José Antonio Sáez Fernández.

2 comentarios:

  1. Te felicito por tus acertados razonamientos.
    te lo dice uno que no tiene móvil,ni tarjeta de crédito,ni agenda...
    Escribir en España el llorar
    La última entrada de mi blog,así lo demuestra...

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  2. Usted siempre atento a lo que escribimos los amigos. Gracias por sus palabras.

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