jueves, 14 de junio de 2018

CONJETURAS.




(Fotografía de Santiago Ontañón)




   Seguramente usted encuentra desquiciado el mundo a su alrededor y aún el que existe más lejos de usted. Seguramente usted se encuentra personalmente también, como mínimo, algo desasosegado e intenta hallar las causas de su desazón existencial. Quizá los horarios extenuantes de un trabajo donde tiene que soportar lo indecible de todo tipo de gentes y hasta de su jefe, por un sueldo que apenas le llega para cubrir sus necesidades básicas y las de su familia. Entiende que la televisión, el cine, las nuevas tecnologías, los medios de comunicación, la religión, la economía, la política… toda la vida, en fin, anda desquiciada de aquí para allá con sus continuos mensajes desconcertantes y, nosotros, con desasosiego, viajamos sin rumbo por el tiempo y el espacio, incluso en las relaciones familiares. Y se pregunta si al menos usted y los suyos podrían ponerse a salvo de tamaño desquiciamiento existencial, porque el mal se extiende por doquier y se cuela por los resquicios de las ventanas y las puertas, por los orificios por donde respiramos y por las pupilas con que miramos a nuestro alrededor. 

   Me temo, amigo mío, que de este entuerto no saldrá bien parado tan fácilmente y que su propósito de liberar de él también a los suyos resulte tan loable como difícil, pues ésta es una aventura personal engendrada por la necesidad de constatar que algo va mal, por lo que se hacen necesarios la reflexión continua y el coraje personal para no comulgar con ruedas de molino. Mientras, el mal se expande por el tejido social como la metástasis y no encontramos salida. Puede que el sistema esté en caída libre, como los que en él vivimos.  

   Apunte, entre otros aspectos, a una vida sencilla, pacífica y solidaria, a ver qué pasa. Cultive su intelecto y, si cree en la dimensión espiritual del hombre, cultive también su espíritu con el conocimiento, los valores morales y la cultura. Sea más comunicativo. Verá y entenderá mejor el mundo en que vive y quizá su vida le resulte menos arisca y desapacible.



                                                                                 José Antonio Sáez Fernández.




lunes, 4 de junio de 2018

LA MÚSICA DE NUESTRA VIDA.






   Victor Jiménez (Sevilla, 1957) ha obtenido con Frecuencia modulada (canciones y algo más) el “Premio Paul Beckett” de poesía en su decimonovena edición.  Un jurado compuesto por Jorge de Arco, Ángel Basanta, Jesús Mateos, Rafael Morales Barba y Carlos Murciano, bajo la presidencia de Jorge Urrutia, otorgó a este libro el mencionado galardón en su convocatoria, correspondiente al pasado año 2017. El premio está convocado por la Fundación Valparaíso, con sede en Mojácar (Almería).

   Me ha parecido Frecuencia modulada un libro forjado sobre una sólida base de conocimientos e interés por lo musical, a partir de algunas de las canciones que forman parte de nuestras señas de identidad, especialmente aquéllas de tema amoroso, tanto de amor como de desamor, y en un tono a veces serio y a veces desenfadado, no sin cierta ironía. En este sentido, puede que la sencillez en la exposición de emociones y sentimientos vaya emparejada con la métrica y las estrofas que utiliza el poeta, que son muy variadas y que están dotadas de un acendrado sentido rítmico y musical: desde el heptasílabo y el octosílabo al endecasílabo y al alejandrino, destacando con brillantez en el soneto y en la ligereza de las composiciones breves, pues los textos de más amplio espectro y amplitud versificadora puede que sean los más líricos. Sin duda el lenguaje debía correr una suerte paralela al sentido último del libro, en cuanto se refiere a sencillez y efectividad comunicativa.

   Formalmente, el poemario está estructurado en tres partes, precedidas por citas de Luis Rosales y los poemas vienen también introducidos por fragmentos de letras de canciones que nos son familiares. A pesar de que el tono general del poemario se escora quizás hacia el desamor, la ruptura o el fracaso amoroso; considero que al poeta debe habérsele hecho grata la escritura de este libro por lo que tiene de experimental y lúdico en el tratamiento combinatorio de poesía y canciones.

   Algo de experimental veo en los textos, en concreto con el tanteo de posibilidades que brinda la poesía para con la canción, en este caso no tradicional, sino reciente; su vinculación y sus relaciones, sus acordes y sus disonancias. No en vano la lírica nació para ser destinada al canto, acompañada de instrumentos musicales que tocaban diestramente juglares y trovadores. Del mismo modo, algo de sentir del cante jondo hay en determinados poemas de este libro, sin duda tan personal, y que quizá pudo haberse concebido con el objetivo de ofrecer la posibilidad a que nuevos juglares de nuestro tiempo se atrevieran a poner música y voz a algunos de sus textos.

Respecto a su temática, creo que refleja unas relaciones de pareja bastante actuales, relaciones en que no falta cierto sentimiento de soledad, de ausencia de compromiso o de negación del mismo, con la clara conciencia de la necesidad de amor a que estamos convocados todos los seres humanos. Sin duda, es el amor la más fuerte de las emociones humanas y, por ende, el sentimiento más universalmente asumido.

   En esa “cárcel de amor” se debate el poeta en este libro que llega con la primavera, consciente de que quien no esté dispuesto a dolerse, no debe exponerse a amar; pues no hay nadie que ande en amor y no se duela. Es el arte de pensar el sentimiento y dar cauce a las emociones, de conceptualizarlos y darles forma abstracta, pues “también el corazón tiene sus razones que la razón no entiende”.
   



Así voy desgranando los entresijos de esta Frecuencia modulada, que llega para los solitarios amantes de la radio y las canciones que nos hablan de amor y desamor, de felicidad e infelicidad, de soledad e iluminación. Esa radio que hace compañía, trocando en gratos los momentos y las experiencias vividas. La historia de nuestra propia vida al sonar de las canciones que nos emocionaron y nos condicionaron, de alguna manera, y para siempre.



Víctor Jiménez

Frecuencia modulada.
Premio Paul Beckett 2017

Fundación Valparaíso, Madrid, 2018. 


                                                                         José Antonio Sáez Fernández.


(Publicado el el suplemento literario "Cuadernos del Sur", del diario Córdoba, el 2 de junio de 2018).