domingo, 25 de agosto de 2019

QUE HABLA DE ESPAÑA.





   Ved cuán falto, insulso y menguado es lo que tengo que decir. Aunque os prevengo, no hay de qué, como veréis. Para oír estas palabras no es necesario que os pongáis orejeras ni que redobléis la guardia de vuestra atención. No os caerá un chaparrón ni os sobrevendrá desgracia alguna, a vosotros que poseéis el olfato del husmeador y el oído del lince. 
   Esta tierra de vides, expuesta al sol y cuyos pámpanos ocultan a las manos los racimos de doradas uvas que los rayos del sol hacen traslúcidas, dotándolas de un dulzor inigualable; es tierra de olivares donde el pinar y la encina tienen su refugio y la mies se extiende como una rubia mano de oros, donde caben el trigo, la cebada, el mijo y los frutales por tahúllas y dehesas, lomas cadenciosas y bancales abundados por la sangre de nuestros ríos. No hay caldos tan olorosos y finos al paladar como los suyos, nada tan preciado como el óleo que destilan sus olivos, ni frutos con semejante dulzor. Nada como su pan recién horneado, presto a ser compartido. Esta tierra, digo, que no es sino el solar donde se celebra el cortejo de las avutardas y los neblíes vienen a otear sus presas sobre los campos segados que arden como vivas ascuas al sol de mediodía, en un delirio de aire inacabable, es España, amigos. 



   
   Ved este cielo de azul más despejado que cruzan garzas y cigüeñas, zorzales y calandrias, elegantes flamencos levitando, sostenidos en el aire por una caña en los espejos de lagos y lagunas... Es la tierra que cruzan camino de otros lares, donde reposan de inacabables vuelos trascendidos. Es la madre de todos, no madrastra. ¡Y cómo duele, cómo le duele su entraña picoteada por los grajos que tiñen de negro sus sembrados! Expuesta al sol está a secar, esta piel extendida de animal mitológico; una hoguera que nos convoca a todos a entendernos, un abrazo fraterno, un alma donde cabemos los del norte, los del sur, los del este y el oeste, y también los del centro.

                      
                                                               José Antonio Sáez Fernández.