sábado, 26 de marzo de 2022

EL POETA EN SU REALIDAD.

 


El poeta se mueve entre ráfagas de luz, trallazos o destellos de conciencia y entre intuiciones e imágenes verbales que ejercen como disparos de metralleta sobre su cerebro. Y eso le ocurre porque continuamente vive en estado de poesía, esto es: vive su existencia en poesía, mira y entiende la vida en poesía. Por lo mismo para él, esta no constituye una impostura ni una mentira, sino una forma de ver y entender el mundo, de estar y de ubicarse en él; lo cual coincide con un estado permanente de conciencia lírica. De lo contrario, chocaría de frente con otra realidad que le es ajena y supondría una continua fuente de conflictos personales y mentales. Y esto último también puede darse cuando el poeta se ve forzado por el desorden del mundo a afrontar una realidad que lo conmociona y desequilibra. De alguna manera, el vivir en poesía supone para él, tanto la búsqueda de la armonía y el equilibrio del universo como la confianza y seguridad necesarias para conducirse en su cotidianidad. Ver la realidad en poesía supone, de algún modo, rechazar esa otra realidad que nos envuelve y que nos atenaza o, quizá, ignorarla de forma natural o inconsciente por falsa y depredadora de lo más esencialmente humano. Vivir en otra realidad y en otro estado de conciencia es posible. Si no que se lo pregunten al poeta y a su búsqueda de las esencias.


                                                                              José Antonio Sáez Fernández.