domingo, 14 de abril de 2019

UNA DE PASIÓN Y OTRA DE LOCURA.






   Hay que ponerle a la vida toda la pasión y la locura de que seamos capaces, para poder vivirla y sobrellevarla. Tomar de ella sólo aquello que te edifica y construye, sin dejar que los reveses minen tus cimientos o hagan demasiada mella en ti. Tomar conciencia de la oportunidad que supone vivir con salud los días que nos toquen en suerte, aun siendo conscientes de que esos días tienen su límite, pues somos seres limitados en el tiempo. Con tu positividad y tu optimismo, con ese ver el vaso siempre medio lleno y no medio vacío, con tu constancia y con tu esfuerzo, con tu capacidad de sacrificio irás superando vallas u obstáculos en la carrera del vivir.
   ¿Qué pierde, pues, a los seres humanos? ¿Qué les hace perder el norte de sus vidas? Si no tomas de la vida más que aquello que tú y los tuyos necesitáis para vivir, y no tienes otras ambiciones que las de ir despacio, disfrutando o viviendo cada instante que la vida te depara, viendo a tus hijos crecer y abrirse camino, ocupando su lugar en el mundo, aunque sea modesto, de acuerdo con sus capacidades, sus valores, principios y objetivos existenciales. Si no caes o te dejas caer en las trampas de ambición, la avaricia o el egoísmo, aquellas que te tiende la sociedad de consumo, del tener, malgastar y despilfarrar, de venderte o vender tu libertad y tu tiempo al mejor postor. Si no prestas oídos a los cantos de sirena, a las palabras del necio y a la necedad y te mantienes firme e incólume en tus convicciones, pese a la hipocresía, la mentira y el engaño que te circundan. Si no te dejas llevas por la envidia, la codicia o por la vanidad y buscas sólo la verdad, el bien y la belleza, verás que estás en el buen camino, en el camino adecuado que conduce a los hombres hacia la sabiduría y el conocimiento de lo mejor de la condición humana.



  
    Has de saber que la vida se va en un soplo, en un abrir y cerrar de ojos, en un visto y no visto. Hay que ser muy sabio e inteligente para no dejarse deslumbrar por el oropel de la sociedad de consumo que manipula las mentes y las conduce como ovejas al matadero, del vivir para gastar y consumir, cifrando la felicidad de los seres humanos en el tener para gastar. Mira tú si vives para gastar y consumir, tantas veces en cosas superfluas e inútiles que no necesitas, y que en vez de procurarte la felicidad que te prometieron, no sirvieron para otra cosa que para tu preocupación, ocasionándote quebraderos de cabeza innecesarios que te hurtaron la paz interior que necesitas. No te tiente la escenografía,  ni el oropel ni la epidermis o la apariencia externa de cuanto te rodea. Se trata de u gigante con los pies de barro, que ha de desmoronarse ante tus ojos algún día. No caigas en su red. No, en su trampa. Sé libre y dueño de tu tiempo, no te vendas al mejor postor. Ve por la vida despacio y con la dignidad necesaria, pues que ella transcurre demasiado deprisa. 


                                                                                José Antonio Sáez Fernández.

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