lunes, 8 de mayo de 2017

CARTA AL POETA MIGUEL ARGAYA CON MOTIVO DE SU LIBRO "PRÁCTICA DEL AMOR PLATÓNICO".





(Cuadro del pintor Tomasz Alen Kopera)



Querido amigo:


      Me llegó, como ya te anunciara, tu libro “Práctica del amor platónico”, que leí con agrado en los días siguientes a su recibo. Me quedo con “su verbo pulido, de diamante”, como dijo Cernuda de Góngora, con su aliento a la tradición más nuestra, a nuestras señas de identidad poéticas, a la palabra esculpida con cincel en el corsé de las formas clásicas; mas no encorsetada, sino que muy libre de campar a sus anchas por el poema que recoge la íntima esencia depurada de un devenir existencial, como es aquí tu caso. Algo o mucho hay en él de discurso conceptual, ma non troppo, en cuanto el tema principal parece ser el paso del tiempo recogido, a menudo, en esas fotografías instantáneas que intentan retener lo perdido, pues eso parece que es, y no otra cosa, el paso irreparable del tiempo. Retener el tiempo: vana ambición tan humana que, como expresa Caballero Bonald, “somos el tiempo que nos queda”, pero somos también el tiempo que hemos vivido y en los instantes que quedan retenidos en nuestra memoria y luego en el poema.
   Con aquellos a quienes amas vas de la mano en el tiempo, con aquellos que has elegido ir y que prologan y epilogan tu libro en tan sabia como acertada manera. Siendo el tuyo una coral de voces, un libro coral, nada suena en él a impostado o a impostura, nada a fingimiento ni a mentira. Todo hondo, profundo y verdadero, de contenida emoción por lo común, pero siempre emotivo. Desde las creencias hasta la ideología y los afectos, desde las experiencias hasta los sentimientos y querencias.
   Por todo ello, quiero felicitarte muy sinceramente y, aunque comprendo que la tuya, como la mía, no es poesía que se escriba al dictado de la moda o al gusto de las editoriales que controlan lo que ha de publicarse o no, es poesía auténtica porque responde a las más íntimas motivaciones humanas y ahonda en nuestra condición iluminando aspectos recónditos de ella. Con esa poesía íntima, doliente y profunda, reveladora y desveladora, estoy. Con la tuya, contigo, amigo mío. Enhorabuena. Salud y buena suerte. Te abraza:


                                                 Fdo. José Antonio Sáez Fernández.

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