jueves, 21 de marzo de 2013

MAGMA INTERIOR.








Ven a mí desde el fondo
de la tierra, desde las altas cumbres
de las cordilleras nevadas
y haz de estos ojos que arden,
de este brillo que esplende en las pupilas
dos lucientes antorchas,
dos hachones incombustibles
que consumen la brea
en ellos impregnada.
Ven a mí como el cóndor,
majestuoso sobre las nubes,
cuyo tránsito, en el azul celeste,
va y deja una estela a su paso.
Inflama tú mi pecho,
henchido del perfume
de una irisada orquídea
que hiende en el herbazal su aroma
muy semejante a la dulzura
del almíbar dorado.
Ven y atúrdeme con tu lava
volcánica y luego atorméntame
con el magma vibrante
y las columnas de humo
de los sones marinos;
así como las empinadas olas
cifran su cobertura
envolvente entre los abrazos
de espuma de los que copulan.
En primavera entierro
los bulbos para que florezcan.
La vulva de las flores
fascina al firmamento
y deja ver su secreto más íntimo.
Soy el que extiende sus raíces
y regala sus frutos
a las rubias muchachas
que se bañan desnudas
a la luz de la aurora.
Soy como el árbol que no tiene nombre.
El más desesperado de los seres.


               José Antonio Sáez.




2 comentarios:

  1. Indiscutible. Los buenos poetas sois el alambique de la lengua: preserváis su quintaesencia con las insólitas y hermosas imágenes que creáis,y, destiláis el verbo con una fuerza que hiere.Qué pena que la poesía esté tan relegada en estos oscuros tiempos (de incuria).

    (…)
    "Siempre fuimos nosotros sembradores de sangre.
    Por eso nos sentimos semejantes del trigo.
    No reposamos nunca, y eso es lo que hace el sol,
    y la familia del enamorado.

    Siendo de esa familia, somos la sal del aire.
    Tan sensibles al clima como la misma sal,
    una racha de otoño nos deja moribundos
    sobre la huella de los sepultados".
    (…)
    Miguel Hernández, "Llamo a los poetas". (1939)


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  2. Estimado amigo:
    Yo siempre me he acercado a la poesía y a la lengua, su materia prima, con humildad y espíritu de superación. Siento siempre que me quedo a años luz de merecerla (a la poesía), pues la concibo como un estado de reflexión y lucidez en busca de lo bello, lo digno y lo noble de este mundo; sin menospreciar los aspectos comprometidos con lo humano. El hombre es, sin duda, el objeto de la poesía; la vida misma. Sólo se puede caminar hacia el centro de uno mismo con humildad y desasimiento, abandonándose, dejándose invadir y llenar el vacío de que somos portadores. Gracias.

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