Fotografía de Dorothea Lange. |
Suele decirse que los
objetivos principales de la televisión y otros medios audiovisuales (emisoras
de radio incluidas) son los de informar, entretener y educar. Si analizamos
esos confesados objetivos, a la vista está que la televisión se ha convertido
hoy en un instrumento de poder y dominación del capital y las ideologías, un
instrumento puesto al servicio de control de la información y, por
consiguiente, del control de las mentes; eso que eufemísticamente se califica
de “creación o formación de la opinión pública o fomento de corrientes de opinión”.
Tampoco parece muy cierto que el
objetivo primordial de la televisión y otros medios audiovisuales sea el de
entretener (más propio sería el término “anestesiar”), a pesar de que este sea
confesado, venga o no a propósito cuando conviene sacarlo a relucir. A nadie se
oculta ya el gran poder de influencia de un medio al que los empresarios confían
sus campañas de márketing y con el que políticos y banqueros coquetean,
pasándoselo de mano en mano, según las circunstancias, “como la falsa moneda”.
No estamos, pues, ante un medio de información, entretenimiento y educación
desinteresado, sino todo lo contrario; se trata del medio más poderoso para
controlar las mentes y las conductas ciudadanas, además de conducirlas y
encarrilarlas de acuerdo con unos intereses concretos.
La ideologización de la
población, está presente hasta en las más mínimas manifestaciones de estos
medios controladores y controlados. Quienes controlan los medios de comunicación son los Consejos de Administración de los mismos y los grupos empresariales o ideológicos a los que estos pertenecen, lo cual se tiende a ocultar siempre que se puede para no despertar suspicacias por parte de sus consumidores. Sólo un ciudadano bien formado sabe distinguir el terreno que pisa y tiene fijada su propia opinión sobre los asuntos que le conciernen y configuran una realidad que otros intentan manipular en su beneficio. Ciudadanos críticos y bien formados hacen libres las sociedades en las que se integran. Lo demás son seres anestesiados, cloroformizados y dispuestos a ser llevados como ovejas al matadero. Pero este tipo de ciudadanos críticos son muy incómodos para el poder, que los prefiere dóciles y asilvestrados, e intenta que todos comulguemos con ruedas de molino.
José Antonio Sáez Fernández.
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