Una
antología es un volumen que recoge una muestra del quehacer literario de unos
autores cuya obra queda inmersa en unos límites espacio-temporales concretos, los cuales suelen ser fijados por el mismo antólogo. Es el antólogo quien, con el editor, asume los
riesgos de la propuesta que realiza; pues estimo que de eso se trata: de una
propuesta, y no de de cualquier otra cosa. Entiendo que en los días que vivimos
se abusa notablemente de la publicación de antologías, utilizadas muchas veces
como arma arrojadiza por unos grupos, unas corrientes o unas tendencias
poéticas contra otras. Es bien sabido que, en poesía, cada grupo o tendencia
acoge, protege, lanza y defiende a los suyos y para eso es preciso encontrar, en ocasiones, referentes que actúan a manera de guías o maestros generacionales;
así como a críticos literarios, preferiblemente universitarios, que den
cobertura a corrientes y tendencias dentro de los circuitos adecuados, con el fin de
afianzarlas y repartir el escaso, casi menesteroso botín de la fama o las
prebendas.
Antonio
Moreno Ayora ha realizado una antología cuyo título juega con la anfibología o
doble sentido de la palabra “Con&Versos”, como queriendo incidir
en la significación casi marginal que conlleva el
ser poeta y la poesía en nuestro tiempo. Su propuesta, “Poetas
Andaluces para el siglo XXI”, cuyo número asciende al medio centenar de autores es, en especial
por las ausencias detectadas, parcial y subjetiva, como no podría ser de otra manera. Toda
antología adolece, digámoslo francamente, de parcialidad y subjetividad; y todo
antólogo medianamente honrado y consecuente debiera así reconocerlo. Las
antologías debieran servir, a mi juicio, para dar fe de cuanto existe; pero también para clarificar y
sistematizar el panorama de la poesía andaluza, que en el caso que nos ocupa, se inicia con la generación de los 80 (poetas nacidos en la década de los cincuenta) y que concluye con la obra de los poetas nacidos en los años 80 y que, por consiguiente, comienzan a publicar ya en pleno siglo XXI. A mi modesto entender resulta insuficiente el análisis realizado por el antólogo, entre otras circunstancias porque, seguramente, ese análisis no figuraba en el proyecto inicial. Así pues, una vez constatado esto, he de confesar que, en mi opinión, la introducción al
presente volumen no responde a las espectativas que personalmente hubiera querido ver más o menos resueltas; esto es: la sistematización de los rasgos y características
más sobresalientes en las promociones poéticas surgidas en Andalucía a partir
de la década de los 80 o de los poetas nacidos a partir de los años 50, si así
se quiere; periodo que concluiría con los poetas nacidos en la década de los 80 del pasado siglo, pero cuya obra comienza a cobrar carta de naturaleza ya entrados en el siglo XXI.
Imagino
que antólogo y editor deben haberse puesto de acuerdo en las características
generales del volumen, las cuales irían desde el número aproximado de las
páginas del mismo, hasta el número de poetas representados, pasando por la
cantidad de páginas que debieran asignarse a cada uno, a más de los contenidos
correspondientes: ficha biobibliográfica, declaración poética personal y
muestra de textos inéditos (unas seis páginas por autor). ¿Considerará el
lector como suficientes y acertados los criterios antedichos para poder hacerse una idea global de la producción poética actual en Andalucía? Dejemos la respuesta a esta cuestión al arbitrio de cada uno y defínase al respecto, si es que lo considera oportuno.
Si
decíamos que era importante dar fe de la poesía que se ha escrito en Andalucía
por parte de los poetas nacidos entre las décadas de los 50 y los 80;
igualmente importante resulta a mi modesto entender, clarificar en lo posible
un panorama bastante confuso, sesgado y hasta manipulado por intereses no siempre diáfanos en
los que interviene, en no pocas ocasiones, la vanidad y el afán de un escaso
medro. Pero ello no siempre resulta posible porque también antólogo y editor pueden tener sus limitaciones en el conocimiento de la realidad circundante y afectada,
la cual va a someterse a un análisis que, aunque no confesadamente, pretende
ser lo más objetivo posible. La realidad es que esas limitaciones de conocimiento existen y
que mediatizan el producto resultante en buena medida. ¿Cómo si no explicar que
en la antología que nos ocupa figuren sólo 4 poetas de provincias como Almería
y Jaén; 5 de Huelva; 6 de Cádiz; 7 de Granada, Málaga y Sevilla y 9 de Córdoba,
provincia donde reside el antólogo? La presencia de la producción poética almeriense de estas décadas se ve manifiestamente sesgada y defrauda, sin duda. Ausentes están de ella los nombres de
poetas almerienses como Juan José Ceba, Emilio Barón, José Luis Bretones, José
Andújar Almansa, Ramón Crespo, Martín Torregrosa, Pilar Quirosa, Ana María Romero Yebra, Pura López Cortés, Raúl
Quinto, entre otros más que seguramente merecerían figurar en esta selección en igualdad de derechos y condiciones. Todo
ello nos lleva a la constatación de que, por cuantas causas quieran y puedan
aducirse, los poetas y la poesía de Almería no son suficientemente conocidos ni
valorados por los críticos literarios andaluces de las provincias hermanas.
Es
cierto que hay circunstancias que están incidiendo, sin duda, en la producción
poética de Andalucía, en su calidad y en surgimiento de nuevas voces líricas;
tales como el fomento y apoyo a la creación poética y a los poetas por parte de
las instituciones públicas (Diputaciones, Ayuntamientos y Universidades), en algunas
provincias como Córdoba, Málaga y Granada, especialmente; sin menospreciar por
ello el vigor de Sevilla, Cádiz o Huelva; siendo quizás considerablemente menor
ese aliento en Jaén y Almería. La creación poética necesita un caldo de cultivo
que se concreta en la celebración de encuentros, congresos, recitales, becas, premios
literarios, publicaciones y hasta en la consideración social de la actividad
poética. Allí donde se da ese caldo de cultivo florecen con mayor empuje las
voces que tienen y tendrán algo que decir en la poesía andaluza en ésta y las
próximas décadas.
Concluyo haciendo mención a la importante labor que
las editoriales andaluzas desempeñan en la difusión de la poesía aquí escrita y
de los poetas nacidos o residentes en Andalucía, entre las que viene trabajando con notable vigor y empuje, La Isla de Siltolá.
José Antonio Sáez Fernández.
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