
Gozos de Nuestra Señora del Saliente se publicó en el año 2010 en la editorial granadina Port Royal. Era una obra que yo debía a las gentes de mi pueblo y a su patrona. Respondía a una necesidad, a una urgencia interior y fue escrita durante unos meses de convalecencia. A veces uno siente la necesidad de devolver a su pueblo algo de lo mucho que de él ha recibido. Yo quise escribir un libro de homenaje, pero también de solidaridad con los seres humildes e indefensos, con los maltratados por la vida o quienes dejaron la salud en el intento, con los emigrantes y los desposeídos que buscan amparo y consuelo a su desvalimiento, y entre ellos a "María Mata Avellaneda, alma aún más pura que la Benina de la Misericordia de Galdós; la que con su cestilla de barquillos aromáticos daba olor y sabor a los sueños alados de mi infancia (...)". Era también una oportunidad de sumarme a la conmemoración del tercer centenario de la fundación del santuario del Saliente de la forma que podía hacerlo. Estuve donde tenía que estar, aunque no faltaran las incomprensiones, las censuras y los silencios hacia una obra no bien entendida por todos en los tiempos que vivimos. Con ello contaba.

Estas dos obras constituyen parte del legado cultural que yo quise dejar a mi pueblo y creo que no hice otra cosa que cumplir con honestidad con lo que considero un deber.
Las ilustraciones de Gozos... son, sin embargo, del catedrático de Filosofía y pintor oriolano Rafael Bascuñana Benítez, quien ya tuviera la generosidad de ilustrar las páginas de mi primer libro, Vulnerado arcángel (1983). No obstante, de una forma u otra, colaboraron en la portada Martín Berbel Granados y el editor Ángel Moyano. El libro está estructurado en cinco cantos o partes, cuyos títulos son: "Anunciación del ángel a Nuestra Señora", "El magníficat", "La mujer envuelta en sol", "Poemas en cuaderna vía" (en homenaje a Gonzalo de Berceo, primer poeta de nombre conocido en nuestra lengua, por su obra principal, Milagros de Nuestra Señora) y "Gozos del pueblo". Las tres primeras están escritas en versos alejandrinos y constan de doce poemas cada una. La cuarta, en cuaderna vía, incluye cinco poemas; y la quinta compendia, de forma un tanto aleatoria, seguidillas (32), soleás (15), coplas (10), redondillas (11), cuartetas (14) y liras (16). También puede entenderse este libro como una forma de oración, personal y solidaria, del poeta que siente los desvalimientos de los indefensos y golpeados por la vida, haciendo suya la voz de los que no tienen voz.
Ilumina, Señora, a quien en ti confía Ante la Flor de Mayo
para echarse al camino que a tu lugar conduce. con que la primavera nos regala,
Nuestra flaqueza asiste, conforta en la zozobra, quiso estallar el rayo
sustenta voluntades, en la duda sé báculo. una alegre bengala
que los ángeles llevan en un ala.
Pues ve aquí al peregrino que encamina sus pasos
a la cumbre sagrada del monte en donde moras: ***
el Roel poderoso, bastión de tus confines,
Tú siempre la más alta; de Las Estancias, águila. Y el rostro de María,
que en claridad resuelve su belleza,
Inspira el pensamiento y alimenta el ingenio a la luz respondía
de aquel que a ti se acoge para cantar tu gloria dejando la corteza
con humildad consciente, sabiendo que su canto de los frutos que ofrece su entereza.
es también de los otros: los que sufren y callan.
***
Madre del pedernal, de las moles soberbias
y alturas ascendentes que alfombran las coníferas, Madre de Las Estancias
la bien proporcionada, de amarantino rostro que allá en las alturas de tu santuario
y cabello ondulante: oscura es nuestra noche. el aire de fragancias
perfumas del sagrario:
Alúmbranos el día que afirme en la esperanza. la luz llega hasta ti del lucernario.
***
José Antonio Sáez.
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