sábado, 9 de enero de 2016

PLANTAS AROMÁTICAS.






   He ahí al vencido. He ahí al burlado y escupido. He ahí al atravesado por haces de luz. He ahí al que se interna en los claros del bosque. He ahí al que va balbuciendo y no se le entiende lo que dice. He ahí al solitario, a quien vuela tan alto como el el águila y se remonta en el azul del cielo, hendiendo el aire con el aroma del romero. He ahí al que va rociando con una rama de albahaca, a quien asperja a su alrededor batiendo con insistencia la olorosa rama de la albahaca. He ahí a la niña que riega la albahaca. He ahí al que habla con el espliego, al que entiende el lenguaje del espliego, a quien dialoga con el espliego, la lavanda, el tomillo, la menta y toda suerte de plantas aromáticas. He ahí a la joven que destila plantas aromáticas y extrae su esencia en el alambique o la alquitara. He ahí a la que perfuma la estancia y he ahí a quien esparce por la estancia las esencias que ha destilado. He ahí a la destiladora, cuyas mayos de nieve desprenden un olor que maravilla. Sus dedos de alabastro dejan ver nervios y tendones. He ahí al alquimista, aquel que interroga a la piedra filosofal y a quien indaga en el secreto de los secretos, intuyendo la verdad de tal secreto. Si hiciste jaque al rey, aún te queda la reina y los alfiles y el caballo, los peones que forman la avanzadilla. No expongas la vida en el tablero porque no merece la pena. El ajedrez es un juego al que juegan los jueces y los aventajados jóvenes que realizan en junio el jubileo dejándose el pellejo.




   Va, pensiero. El gondolero rema y su góndola se desliza por los canales de la ciudad emergida. Va, pensiero, sull `alli dorate; va, ti posa sui clivi, sui colli, ove olezzano tepide e molli l´aure dolci del suolo natal! (¡Vuela,pensamiento,con alas doradas;vuela,pósate en las praderas y en las colinas, donde exhalan su fragancia tibios y suaves los aires dulces de mi tierra natal!) 
   Es una opera lo que escucho. Es la ópera "Nabucco", de Verdi. Es el "Coro de los esclavos" lo que escucho, ese que está inspirado en el salmo 137, "Super flumina Babylonis", creo.

 Suena en mis oídos una barcarola. Es el ritmo que imprimen las olas del mar. Es que alguien me acuna y me deja dormir plácidamente. Debe ser que he muerto, que estoy muerto, que ando en la muerte o que aún no me he despertado.

                                                                       José Antonio Sáez Fernández.



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