viernes, 15 de mayo de 2015

LAS FLORES DEL CELINDO.





   La vida seguirá, ya verás. Lo viste en el pasado y seguirá ocurriendo. Cada nuevo amanecer se obra el milagro y la existencia, renacida, se renueva dando curso al río que llega hasta el mar. Aunque tú ya no estés, la vida seguirá el curso interminable del río que lleva a su estuario. Otros ojos verán lo que tú viste, otros brazos abrazarán los cuerpos que tú nunca tuviste, otras bocas besarán los labios juveniles que esbozan las sonrisas de las jóvenes que ahora pasan ahora ante ti y se alejan perdiéndose en la tarde. Los rosales volverán a dar sus rosas perfumadas y la alegría vestirá de color la primavera en los jazmines, en las delicadas celindas que están ahí para ser retenidas en el asombro de las pupilas. No se detiene el tiempo y tú vas en él hasta la próxima estación en que te bajas. Nadie te espera en el apeadero. Sigue el tren su trayecto y solo te enfrentas al instante que quiebra en mil pedazos la cortina del tiempo. Eres como la hoja de papel que va a la deriva, al capricho del viento, y el ala rota de un pájaro asustado. Yo voy tras de ti doliéndome, daga o cuchillo dispuesto para el sacrificio. Tu mutismo es el grito de los que no tienen voz y eres el acabamiento y la melancolía del pez en su pecera, del ave que trina dulcemente en la jaula que lo priva de la ansiada libertad, con la nostalgia del desterrado o el corazón roto del exiliado.Ya ves que no es posible que haya un cielo sin pájaros o un firmamento sin arco iris, ni puede tampoco prolongarse la vida más allá del suspiro de amor de una muchacha.
   Háblame al corazón, confíame tu desasosiego, entrégame la daga que te atormenta y ábreme tus venas como quien se desangra. Mira mis manos: yo no tengo nada que ofrecerte. Nada hay en ellas que no sean las huellas de los clavos que las sostuvieron. Estoy de paso y no puedo detenerme. Sigue tú, si puedes, tras de las mariposas. Yo me quedo aquí, esperando el último aviso para desconsolados. Pues me iré y entonces seré pleno.

                                                                    
                                                                                    José Antonio Sáez Fernández.


No hay comentarios:

Publicar un comentario