sábado, 31 de marzo de 2012

La segunda época de la revista "Batarro" (XIII).




En el año 1996 dedicamos el monográfico correspondiente a los números 20-21-22 al poeta gaditano, de Rota, Ángel García López. Era nuestro particular homenaje a uno de los máximos representantes de la llamada "Generación de los 60" o "Generación del Lenguaje", junto a otras figuras ilustres de nuestra lírica actual como Jesús Hilario Tundidor, Rafael Guillén, Antonio Hernández, Manuel Alcántara, Joaquín Benito de Lucas, Miguel Fernández, Diego Jesús Jiménez, Manuel Ríos Ruiz, Rafael Soto Vergés, etc.
   La crítica literaria había dejado un vacío entre la "Generación del medio siglo" o la de los niños de la guerra, como también se le llamó; y la de los Novísimos antologados por José María Castellet. Sobre ese vacío quisimos también llamar la atención con este volumen de casi 200 páginas de la revista "Batarro" y, posiblemente, algo tuvieron que ver en nuestro ánimo tanto los artículos publicados en la prensa provincial por Julio Alfredo Egea advirtiendo la relación familiar de  Á.G.L. con Almería, como aquel homenaje con que, en 1990, el pueblo de Uleila del Campo honró a dos poetas de esta generación (Ángel García López y Rafael Guillén), con hondas raíces familiares en la localidad ubicada en la sierra almeriense de Los Filabres.


(José Antonio Sáez y Á.G.L., en Almería)
    Con motivo de su presentación, en la Diputación Provincial de Almería, se desplazó hasta la capital de la provincia el poeta Ángel García López y fruto de aquella visita suya son las fotografías que se incluyen en esta entrada. El volumen en cuestión lleva una presentación firmada por Pedro Felipe Granados y Jerónimo López Fernández, compañeros en el grupo literario y en el consejo de redacción de la publicación. Con el título de Graffitis dimos a conocer un conjunto de textos poéticos breves, e inéditos entonces, del poeta de Rota; aportación verdaderamente valiosa y original de esta entrega de "Batarro", los cuales se muestran imbuídos de la ligereza y musicalidad de los poemitas del Cancionero y Romancero de ausencias, de Miguel Hernández. A ellos sigue una bien meditada e inteligente entrevista que Pedro M. Domene realizó al autor de Mester andalusí y Territorios del puma, tan esclarecedora como bien planteada por ambas partes.


   El volumen continúa su estructura en la sección titulada "Prosa I. Semblanzas", donde incluímos trabajos ensayísticos, referidos a vivencias personales con o sobre el poeta, de Felipe Benítez Reyes, Antonio Enrique, Salvador Espríu (dos cartas a A.G.L.), Antonio Hernández, José Hierro, José María Muñoz Quirós, Antonio Porpetta, Andrés Quintanilla Buey, Juan Carlos Rodríguez Búrdalo, Ana María Romero Yebra, Carlos Spinedi y Jesús Hilario Tundidor. Mediada la obra introdujimos el álbum fotográfico cedido por el autor para esta ocasión especial del homenaje que nuestra revista le tributaba, fotografías en las que puede verse a Ángel García López acompañado de personalidades ilustres de nuestras letras, tales como Jorge Guillén, Gerardo Diego, Luis Rosales, José Hierro, Antonio Gamoneda, Rafael Montesinos, Claudio Rodríguez, Antonio Buero Vallejo, Miguel Delibes, Camilo José Cela, Rafael Guillén, Ernesto Sábato y un largo etcétera.

(Pedro Felipe Granados, Domingo Nicolás, Á.G.L., José Antonio Sáez y Jerónimo López)


   "Prosa II. Comentarios críticos" reúne un conjunto de ensayos sobre la obra poética del escritor de Rota, bien referidos individualmente a alguno de sus libros, bien a distintos aspectos de los mismos o bien al conjunto de su trayectoria lírica.  Algunos de ellos van firmados por especialistas en la obra del autor de Volver a Uleila, y son los siguientes: Graciela Nidia Aráoz y Julio Bepré (argentinos), Juan José Ceba, Francisco Creis Córdoba, Pedro Felipe Granados, Manuel Jurado, Leopoldo de Luis, José Lupiáñez, Carlos Murciano, José Antonio Sáez, Waleed Saleh Alkhalifa (libanés) y Tomás Sánchez Santiago.
   No podía faltar el homenaje poético, que incluye textos de 33 poetas españoles, entre los que cabe citar a Miguel Argaya, Joaquín Benito de Lucas, Ezequías Blanco, Carlos Clementson, Gerardo Diego, Aquilino Duque, Miguel Fernández, Manuel García Viñó, Pablo González de Langarika, Rafael Guillén, Carmelo Guillén Acosta, Luis López Anglada, Rafael Morales, Antonio Murciano, Domingo Nicolás, Pedro J. de la Peña, Rafael Pérez Estrada (ilustración), Fernando Quiñones, José Antonio Ramírez Lozano, Manuel Ríos Ruiz, María Sanz, Rafael Soto Vergés, Francisco Toledano y Fernando de Villena.
   Una "Tabla cronológica", la bibliografía del autor y la bibliografía esencial sobre el autor cierran esta, para nosotros memorable, entrega de la revista que contó en todo momento con la colaboración inestimable del poeta homenajeado y sin la cual este volumen de "Batarro" no podría haber alcanzado la indiscutible calidad literaria que consiguió.
   La ilustración de portada es un retrato del escritor realizado por el pintor Tosar Granados y las ilustraciones interiores son retratos del mismo poeta realizados por Manuel Ríos Ruiz, S. Durán, Gutiérrez Montiel y José R. Carralero. Así fue, sumariamente, el homenaje de "Batarro", Como un viento del sur que nos cegara.

(Juan José Ceba, Á.G.L., José Antonio Sáez, Jerónimo López y Pedro Felipe Granados)


   Poemas de Ángel García López, extraídos de Graffitis y publicados en esta entrega de la revista:



Jamás un cuerpo ante la selva tuvo                                            Carne mortal, terrestre
tan poco espacio al respirar tan hondo                                       alacena del agua,
lo inabarcable de su inmenso bosque.                                        pretérito presente,
                                                                                               puerta abierta cerrada.
                        *                                                           
                                                                                                                *
Amar, tocar el mundo.
Dar oficio a las manos.                                                   Esquivo labio en que besar sin día,
De lo solo a lo junto                                                       cuerpo entregado a la ocasión sin hora.
abarcar el espacio.
                                                                                                                 *
                       *
                                                                                             Desde el alba al ocaso,
Boca absorta a lo único.                                                          cuerpo claro, va el agua.
Lento ofidio del tacto.                                                              Carne infiel, ¿de quién eres?
Descifrar en lo oculto.                                                             ¿Quién, sin gozo, te ama?
Hablar, mudo, habitándolo.                                                       Llueve el tiempo en el río.
                                                                                             Tu desnudo se agranda,
                     *                                                                       emerge hecho de mármol
                                                                                             cincelando su estatua.
Fue un instante tan sólo.                                                         ¿Quién, oh sombra, te ha visto?
Pude verlo muy rápido.                                                            ¿Desde dónde me llamas?
A pesar de su huida,
lo recuerdo muy blanco.                                                                             *
Pujar lo vi, subiendo
hacia el cielo más alto,                                                            En la luz cenicienta
crecer como un planeta,                                                          de la tarde, dos sombras
madrugar el espacio.                                                               -la que no halló el milagro,
Después entró en lo oscuro,                                                    esa otra ahora libre
donde un aire enlutado.                                                           que en sus ojos se alerta-
Y lo vi deshacerse                                                                   se han vestido de pájaro.
como un trino de pájaro.                                                          Y han huido hacia adonde
                                                                                             les aguarda su árbol.

                                                           Ángel García López.



(Retrato del poeta, por S. Durán).

sábado, 24 de marzo de 2012

La segunda época de la revista "Batarro" (XII).



La entrega de "Batarro" correspondiente al año 1995 (núms. 17-18-19) estuvo dedicada a la literatura que en ese momento se escribía en el estado mejicano de Veracruz. La edición fue preparada por el crítico literario y escritor de Huércal-Overa (Almería), Pedro M. Domene, miembro de nuestro grupo literario, gracias en parte a su amistad y contactos con escritores mejicanos y muy especialmente con Raúl Hernández Viveros, director de la revista "La Palabra y el Hombre", de la Universidad de Xalapa, capital del estado de Veracruz (Méjico).
   Nuestro objetivo de abrirnos a la literatura en lengua española más allá de nuestra fronteras se hacía realidad. Así sucedió con Literatura Veracruza Actual, que se presentó primero en la Embajada de Méjico en España y más tarde en la misma ciudad de Xalapa, a través de una delegación de miembros del consejo editor de nuestra revista que viajó a este estado mejicano.
   El collage de portada fue realizado por el escritor malagueño Francisco Peralto y las ilustraciones interiores venían firmadas por dos pintores sudamericanos: Paredes y Colomba. La presentación de este volumen, con 150 páginas, corrió a cargo de su editor, Pedro M. Domene, y en ella venía a expresar lo siguiente:

" Veracruz, puerto abierto para España desde el siglo XVI, volvería a acoger a los españoles, esta vez refugiados en 1939, tras su huída de la barbarie civil como si de un reencuentro con los hermanos de allende los mares se tratara; la visión española allí y la mejicana aquí, desde entonces, no ha ido sino creciendo y hoy se justifica, aún más, con este lazo de unión entre el colectivo Batarro y este puñado de escritores con quienes nos hermanamos desde la libertad más absoluta que nos concede la Literatura misma" (Presentación, p. 7).


(Raúl Hernández Viveros, Jerónimo López, José A. Sáez, Pedro M. Domene y Domingo F. Failde)

   En la sección de poesía se incluyen textos de seis poetas veracruzanos de la talla de José Luis Rivas, Silvia Tomasa Rivera, Julio César Martínez, Jesús Miguel Montes, Juan Joaquín Pérez Tejada y Manuel Antonio Santiago (de especial renombre, en el caso de los dos primeros). Una entrevista a Sergio Pitol, realizada por Celina Márquez, nos acercaba a una figura capital de las letras mejicanas del momento, que a no tardar protagonizaría otra de las entregas de "Batarro" y poco después alcanzaría el premio internacional "Miguel de Cervantes" para escritores en lengua española. Seguidamente dimos a conocer un excelente relato del mismo Pitol titulado "La lucha con el ángel".
   Un tercer apartado, dedicado a la narrativa más representativa del estado mejicano de Veracruz, nos traía historias contadas por diez escritores actuales: "El ímpetu otoñal", de Raúl Hernández Viveros; "A ti Lolita", de Luis Arturo Ramos; "La culta dama", de Rafael Antúnez; "El hipnotizador", de Luis Horacio Heredia Páez; "El huerto", de Jaime Renán González Pérez; "Lo que sólo el sueño entiende", de Víctor Hugo Vásquez Rentería; "La muerte
del autor", de Amando Ortiz; "Hotel California", de Tino Ventura; "Basílica", de Mónica Elizondo Lozano y "Dimensión Sagital", de Magali Velasco Vargas.
   Un índice de colaboradores venía a resumir, en la breve ficha biobliográfica que se adjuntaba de cada uno de ellos,  las principales publicaciones de los escritores veracruzanos que quisieron honrarnos con su firma las páginas de esta entrega de "Batarro", que obtuvo una amplia resonancia en los medios periodísticos de España y Méjico; así como en numerosas publicaciones literarias de ambos países.


(José Antonio Sáez, Raúl Hernández Viveros y Diego Granados)


Poemas de Silvia Tomasa Rivera publicados en el número 17-18-19 de la revista "Batarro", dedicado a la Literatura Veracruzana Actual:



                                                      CABALLOS SALVAJES.

RELÁMPAGO.

¿Son acaso tus cascos golpeando en mi recuerdo
los que revienta el trueno?
Como un relámpago quise poseerte
y estaba poseído por el miedo.
Sensación de montarte, huir, abandonar mis pies
en tus ijares, después un sueño azul:
montado en ti cabalga en la noche
-a rienda suelta-
el pelo en el trotar se humedecía.
Era un hombre, su fuerza y su caballo.
Eso fue todo. El despertar llegó como un presagio.




CABALLO DE OROS.                                              ALAZANA.

Atraviesas volando la llanura                                     De la montaña bajas galopando,
como línea de fuego al horizonte:                              venteando al potrero.
sin bozal y sin rienda.                                              Traes la sangre caliente
                                                                              y la yerba entre crines.
Sobre ti el pensamiento es una estampa,                  Eres la presentida y la deseada...
una sombra de luz, una avanzada.                            Alazana sin tiempo, sin montura,
Caballo de Oros, apuesta terminada.                        un revuelo en las patas te convierte 
Duelo de cien jinetes por tus alas.                            en la pasión dorada del jinete.

                                             
                                                                                               Silvia Tomasa Rivera.




(Sergio Pitol, fotografía publicada en "Batarro")
                              

domingo, 18 de marzo de 2012

La segunda época de la revista "Batarro" (XI).

                                                                                                                                                              
Obra en marcha. Esa fue un poco la trayectoria de "Batarro" de acuerdo con sus posibilidades económicas y con las oportunidades de publicación, hasta que se consolidaron las entregas de la revista en forma de volúmenes anuales que compendiaban las inicialmente programadas salidas cuatrimestrales. Y ello llegó definitivamente con la edición de la correspondencia intercambiada entre los poetas Juan Ruiz Peña (Jerez de la Frontera, Cádiz, 1915-Sevilla, 1992) y Jorge Guillén (Valladolid, 1893-Málaga, 1984).Se trata de los números 14-15-16 de nuestra revista literaria, correspondientes al año 1994. En esta edición, Pedro M. Domene se ocupó de la parte que afectaba principalmente a Jorge Guillén y yo de la del poeta jerezano, residente en Burgos y más tarde en Salamanca, de cuya universidad fue catedrático. Se realizaron dos impresiones: una en la revista literaria y otra dentro de nuestra colección de ensayo.Ruiz Peña había sido discípulo de Guillén en las aulas de la Universidad de Sevilla y allí se inició una amistad que se prolongó, prácticamente, hasta poco antes de la muerte del poeta vallisoletano, miembro de la Generación del 27.


                          Juan Ruiz Peña con su hija Carmen en Tenerife, abril de 1981
                              (Fotografía proporcionada por Carmen Ruiz Barrionuevo).


Debemos a Carmen Ruiz Barrionuevo, hija de Juan Ruiz Peña y profesora de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Salamanca la consulta del archivo epistolar del poeta jerezano; a cuyo conocimiento yo había accedido a través de la información que me proporcionó el poeta y profesor de la Universidad de Granada, Miguel d´Ors, quien dirigió mi memoria de licenciatura sobre la obra periodística del malogrado escritor oriolano Ramón Sijé. Tuvimos, pues, acceso a todo un caudal de misivas cruzadas entre maestro y discípulo a lo largo de casi cincuenta años de una dilatada y fecunda amistad por parte de ambos; calificativos a los que añado la profunda lealtad, la fidelidad, la admiración y el afecto sinceros de Ruiz Peña hacia quien consideró siempre su maestro. Leía aquellas cartas fotocopiadas con verdadera emoción y hasta temblor, como si tuviera la sensación de estar entrando en el terreno de lo confidencial y lo íntimo. Seguramente, mucho había de revelador en ellas y si finalmente decidimos publicarlas fue porque consideramos la aportación que suponían para una mejor valoración de la poesía española de posguerra.


   El poeta jerezano fue siempre fiel a sí mismo y a su propia conciencia. Decidió seguir un camino singular y propio en unas décadas en las que la adscripción, la anexión o el seguidismo a una escuela, grupo o estética podían dar carta de legitimidad a una obra (lo cual no resulta nuevo ni lo es tampoco ahora). Ello le produjo, seguramente, una cierta sensación de soledad y de aislamiento en aquellas décadas sombrías de la posguerra en España; mas supo mostrar siempre una postura ética y una dignidad inquebrantables, lo cual viene a resultar aleccionador en los días que corren. Así lo demostró en su vida, en su profesión y en su obra (tanto en la etapa burgalesa como en la salmantina), o incluso en su gestión al frente de la revista "Alamo" de Salamanca, junto a José Ledesma Criado, quien hizo de la máxima de Cervantes "Libre nací y en libertad me fundo", norma de vida insobornable.

 Componen la correspondencia entre ambos poetas, al menos las misivas a las que nos fue posible el acceso, un total de 148 cartas  (64 de Ruiz Peña y 84 de Jorge Guillén), pero probablemente debió haber más, las cuales pueden haberse perdido. Cuando teníamos prácticamente ultimada la edición, e incluso entregada ésta al impresor, decidimos escribir una carta a la hija del poeta vallisoletano, Teresa Guillén, residente en EE.UU., para solicitar su autorización con el fin de incluir en el volumen las cartas que su padre había dirigido a Juan Ruiz Peña y que, por conseguiente, se guardaban en el archivo del poeta jerezano, custodiado por su familia. Pero Teresa Guillén no nos autorizó a reproducir esas cartas de su padre, alegando que había confiado la edición de la correspondencia del autor de Cántico al hispanista Cristopher Maurer y al catedrádito de literatura de la Universidad de Granada, Andrés Soria Olmedo. Esto nos obligó a paralizar la edición en marcha y reorganizarla, de manera que hubimos de retirar de ella las cartas de Jorge Guillén por no entrar en litigio alguno. No obstante, en el estudio preliminar hicimos cumplida referencia a los asuntos tratados en las misivas del poeta vallisoletano para una comprensión equilibrada de la esa parte de la correspondencia que, desafortunadamente, como digo, no pudimos publicar por la desautorización de Teresa Guillén.
   Fue este un volumen que obtuvo una amplia resonancia en los círculos literarios, así como una generosa acogida en la prensa española, siendonos solicitado por especialistas de diversos lugares de la geografía peninsular, incluidas varias universidades.


                              Ruiz Peña con su esposa Carmen, en Tenerife (abril, 1981)
                                          (Fotografía de Carmen Ruiz Barrionuevo).

 
Una  carta de Juan Ruiz Peña a Jorge Guillén, publicada en esta entrega de "Batarro":

Burgos, 5 de abril de 1953

        Sr. Don Jorge Guillén
        6 Norfolk Terrace Wellesley, Mas.

   Mi querido don Jorge:

¿Recibió usted la Antología Española (1), vol. II? Antes de un mes recibirá los tomos III y IV, también temáticos -mar y naturaleza- con varias poesías de usted.
   Trabajo en La vida misma (2) con rigor y fe. Espero que sea mi libro representativo. En cuanto a la crítica y a la vida literaria española, estoy desesperanzado. En ese sentido escribo a la desesperada, rechinando los dientes y escondiendo la cabeza bajo el ala. Don Dimas (3) ha embarcado a la juventud en un tipo de poesía <<humana>>, realista, prosaica y angustiada, que yo llamo <<feísta>>. Esta poesía rechaza a la ¿deshumanizada? de la generación de usted. Las consignas son secretas y al oído. Los dardos principales van dirigidos contra Juan Ramón y son cuidadosamente envenenados en el sótano del zarzal (4) . Algo que hace reír y llorar al mismo tiempo. ¡Cómo le envidio a usted, señero, solitario, glorioso y sin tener que ver nada con todo esto! A mí, aunque naturalmente no me dejen florecer -por lo menos así lo creen- no me hacen el menor caso y en todo caso para ironizar o llamarme <<retrógrado>>. Mi poesía no está de moda. Eso sí que es seguro. Posiblemente tienen razón.
   Todo esto se lo escribo sonriente, dichoso, rodeado de mis hijos. Hoy domingo me lo he pasado escribiendo. Voy elaborando un libro de poemas en prosa: Historia en el sur (5), que gusta mucho, por cierto, a mis amigos burgaleses. Llevo escrito bastante. Quiero dar los dos libros a la par.
   Hace bien en no venir; quien le diga lo contrario le engaña. Le harían claudicar y sufrir horriblemente y usted no podría aislarse como yo. Usted no tiene idea de lo que es la vida literaria y la otra aquí. Como yo a usted lo quiero mucho y bien, ¿cómo engañarlo? Nadie con más ganas de abrazarlo que su discípulo y amigo:


                                                                        J. Ruiz Peña.


(1) Burgos, Hijos de Santiago Rodríguez, 1952 (vols. I, II), 1955 (vols. III y IV).
(2) Madrid, Ínsula, 1956.
(3) Se refiere a Dámaso Alonso quien, en 1944, había publicado su libro Hijos de la ira, el cual viene siendo considerado como iniciador de la llamada poesía desarraigada de posguerra.
(4) Alude a la residencia de Dámaso Alonso, ubicada en la colonia de El Zarzal (Chamartín de la Rosa, Madrid).
(5) Madrid, Ínsula, 1954.
  

                          El poeta con su esposa en la Rambla de Santa Cruz de Tenerife
                                                            en abril de 1981
                                          (Fotografía de Carmen Ruiz Barrionuevo).


jueves, 8 de marzo de 2012

La segunda época de la revista "Batarro" (X).



Y llegamos al 13 llenos de vigor, con todo por hacer. Era la entrega correspondiente al último cuatrimestre del año 1993. Venía de verde su portada y en ella los "Campesinos" de Carmen Bermúdez Melero (Jaén). En titulares, los trabajos más señeros del número y con ellos dos grandes escritores, muy diferentes, sin duda: el poeta cubano Eugenio Florit, en un ensayo de la catedrádica de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Salamanca, Carmen Ruiz Barrionuevo; y la novelista Josefina Rodríguez, viuda de Ignacio Aldecoa, en una entrevista de Pedro M. Domene. Pero este número traía, ciertamente, textos de otros grandes poetas y escritores de nuestras letras. Tres excelentes ilustradores nos proporcionaron el contenido artístico: el pintor Juan Gómez Macías, de San Roque (Cádiz), el argentino, de San Juan, Santiago Paredes y el huercalense Diego Bonillo. En el editorial hacíamos referencia a la culminación de nuestro quinto año literario.
La sección de poesía aportaba textos de diecisiete poetas españoles y europeos de gran calidad literaria, algunos eran firmas frecuentes en las páginas de "Batarro": Aureliano Cañadas, Juan José Ceba, Julio Alfredo Egea, Miguel Florián, Manuel Gahete, Andrés Mirón, José Mª Molina Caballero, Domingo Nicolás y Ana Mª Romero Yebra; así como otros que se unían a esa extensa nómina, como Juan Manuel González, Antonio Molina Flores, Pedro J. de la Peña, Emilio Quintana, Jorge de Sena (en versión de Manuel Moya) y Alfredo Taján.



   En la sección "Silva" incluimos el ensayo de Carmen Ruiz Barrionuevo "La poesía de Eugenio Florit: un acento sostenido", que ocupa las páginas 27 a 34 de este número; así como el titulado "Algunas notas a propósito de La Andalucía trágica de Azorín", del profesor Francisco Moreno Varón, que se extiende desde la 35 hasta la 39. De ellos, el lector pasaba a la entrevista "Josefina R. Aldecoa o el rigor de la escritura", tan reveladora como ilustrativa, realizada como queda dicho por Pedro M. Domene (págs. 41-45).
   Ya en narrativa dimos a conocer el relato inédito de Medardo Fraile "El señorito", cedido desinteresadamente por el escritor para este número, el cual contribuyó especialmente a su mayor brillantez.

Finalmente, en "Notas de lectura" analizamos obras de Rafael Soto Vergés (Pedro Felipe Granados), Aurora Luque (Pedro M. Domene), Francisco Ruiz Noguera (José Antonio Sáez), Antonio Muñoz Molina (Antonio Ortega), Francisco Peralto (Diego Granados) y Luis García Montero (José Luis Morante).




Poemas de Juan José Ceba en el número 13 de "Batarro", más tarde incluidos en su libro Claridad:


FRUTA DEL ALBA.

GUARDÉ en la sima de mi oscuridad
fruta de sol cerrada, dermis
de dura noche la recubrió
para ocultar
el feliz centelleo de sus ángeles:

a la deriva fue por mares agitados,
buscó planetas, espíritus
o antorchas vigilantes
que le dieran cobijo, jardín
en donde celebrar sus esponsales
y abrirse como boca de prodigios,
como una fuente de enjoyados rayos.



EL GUARDIÁN DEL SOL.

CANTA el guardián del sol
embebido de tarde.

Su música es acorde
con la esencia del cielo:

Una rosa apacible
que le embellece el canto.

La quietud de los montes
es sustancia de júbilo.

Esparce con dulzura
los aromas del valle.

Suena como el susurro
del agua que se aleja.

Por la retama en flor
le escucho agonizando.

Mi alma por su pico
se ha tornado de oro.

          Juan José Ceba.



lunes, 5 de marzo de 2012

La segunda época de la revista "Batarro" (IX).




El número 11-12 de la revista "Batarro" corresponde a los meses de enero-agosto de 1993. En su portada se reproduce el cuadro "Mujer con niño abrazado", del pintor de Zurgena (Almería), Ginés Parra, miembro de la llamada "Escuela o Grupo de París", junto a Pablo Picasso y otros reconocidos artistas españoles de la época. Nuestra revista ambicionaba la universalidad y quería llamar la atención de los círculos literarios y artísticos sobre lo mejor de nosotros mismos: la modesta y digna contribución que la cultura almeriense había realizado al acervo cultural universal.
  Más de veinte poetas contribuyeron con sus textos a dignificar esta entrega de la publicación del Almanzora. A los nombres de colaboradores ya conocidos por anteriores ocasiones se unieron los de Cocha García, Manuel Moya, Roberto Pasanisi, Antonio Porpetta, Antonio Rodríguez Jiménez, Ana María Romero Yebra, Miguel Torga y Jordi Virallonga, entre otros; significadas firmas de la poesía española y europea de los 90.
   En la sección "Documenta" dimos a conocer dos cartas inéditas de Celia Viñas dirigidas al poeta jerezano Juan Ruiz Peña, las cuales nos fueron proporcionadas por Carmen Ruiz Barrionuevo, catedrática de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Salamanca e hija del recordado autor gaditano. Contribuimos así a iluminar algunos aspectos de la biografía de la escritora leridana a quien se deben estos versos: "Quien quiera saber del cielo/ véngase acá sin recelo/ y trague bien el anzuelo/ de Almería".


   Extraordinaria aportación para esta entrega de "Batarro" supuso la entrevista que realizó Pedro M. Domene al escritor Medardo Fraile, sin duda una de las plumas señeras de la narrativa breve en la literatura española del siglo XX, miembro de la llamada "Generación del medio siglo", junto a Ignacio Aldecoa, Jesús Fernández Santos, Rafael Sánchez Ferlosio, Carmen Martín Gaite, Josefina Rodríguez, etc. Un cuento de Diego Granados, titulado "Los muebles", completaba el apartado habitual de narrativa y tras él, en la sección de libros, comentamos obras de Luis Landero (Pedro M. Domene), Juan Goytisolo (Pedro Felipe Granados) y Rafael Guillén (José Antonio Sáez). Excepcional fue también la aportación poética de Domingo F. Failde para este número, reflejada en la separata El corazón del agua, con dedicatoria al pintor Juan Gómez Macías, de San Roque (Cádiz) y que consta de diez poemas marinos más un "Epílogo". En la portada de la separata reprodujimos el diseño de la "Mujer de la costa", de la escultora Mª Ángeles Lázaro Guil, a quien se deben también las ilustraciones del número basadas en obras escultóricas de esta excepcional artista almeriense, internacionalmente reconocida.

Dos poemas de El corazón del agua, de Domingo F. Failde, publicados como separata del número 11-12 de "Batarro":


4


Como una íntima fragancia sin espacio...

          (José Reyes Fernández)
                                                                                

LUGAR para esta fuente
no existe, no lo busques
sino al atardecer, en las afueras,
cuando no quedan luces colgadas del crepúsculo
ni el farol cobijado en la penumbra.
                                                         Entonces,
si tal vez la fatiga de vivir apuraste,
si a poco te supiera la juventud gastada,
detente todavía,
bebe despacio el vino que dejaste en la copa
y déjate prender por la tristeza.
En el jardín -fragancia, luz, murmullo-,
como una lenta lluvia
ofrécese a la sed, expande el tiempo.
Su perfume se puebla de frutas de fuego.
   




 8
                                                                             
EL corazón es una esquirla de agua.
Su música, levísima,
cada tarde desploma su llanto sobre el mar.


Varada en los cantiles, la tristeza
es sólo esa canción que rueda desde el cénit,
como un cometa raudo que tras de sí dejara
la estela irrepetible de los gozos ardidos.


Hemos viajado a borde de un islote
que la galerna hundió.
Náufragos, pues, en el azul que anida
su prima en los confines de una lágrima.




 Epílogo


COLOR, luz o mirada,
rompe la mano el límite,
abriendo la planicie de las cosas
hacia el mar interior.


Crecer o decrecer,
ensanchar los adentros.
Para, sin más, mostrarse.


Porque, si no, quién puede
penetrar en la niebla,
romper su costra mágica
y abrirle pasadizos al misterio.


Definir es acaso
desfondar la certeza.


Miras el mundo y, como en un espejo,
contemplas el poema, la música:
                                                    Su imagen.


               Domingo F. Failde.