miércoles, 20 de mayo de 2015

EL GUARDIÁN DEL SECRETO.





- Dime, tú que estás en el aviso, si conoces cuál el secreto de andar por la vida viviendo intensamente. Pues anduve leyendo a sabios y entendidos que me ensombrecieron con sus predicciones.
- Pierdes el tiempo, me dijo, si andas entre preocupaciones y asuntos que no te procurarán sino desasosiego. La muerte ha de venir y vendrá cuando haya de hacerlo. Entonces, ¿Por qué preocuparte por ella, si no tiene remedio? ¡Cuánto tiempo perdido! ¡Cuánta energía malgastada intentando buscar un sentido a la muerte o un sentido a la vida? La muerte es y es también la vida. Esto solo debería bastarte y sobrarte para decidirte a vivir sin más trascendencia. Vive sólo con lo que la vida vaya deparándote a cada instante, en cada momento. Cuenta solo con eso y no seas reo del pasado o rehén de un futuro que ni siquiera sabes si tendrás. Somos lo que hemos vivido y lo que, al presente, vivimos. Cierto es que la enfermedad y el dolor existen a tu alrededor; pero, si estás sano, disfruta tu salud y, si estás enfermo, procura acudir a quien conoce el remedio de tu enfermedad para que sanes. No vivas pensando que has de enfermar, pues esas cosas vendrán si han de venir, como parece lógico. Y si has de afrontar la enfermedad, que sea en su momento; mientras tanto disfruta de tu salud con la alegre inconsciencia de los niños o los pájaros, cuya alegría e inocencia son proverbiales.
- Pero muchos sabios aconsejan vivir pensando en el futuro e incluso prepararse para la llegada de la muerte. ¿Acaso no hemos de ser como la hormiga previsora, que guarda durante el verano el alimento que ha de servirle para sobrevivir durante el duro invierno? 
- Quizá la hormiga previsora no sobreviva al verano. Quizá el alimento acumulado no le haga falta en invierno porque puede morir antes o durante él. Que nada te distraiga del gozo de amar y de la dicha de vivir, pues tu tiempo es tan limitado como incierto. Vive intensamente disfrutando de lo que te depara el instante y no hagas caso de agoreros y predicadores que se lucran sembrando en los corazones de los hombres la semilla de la culpa o de las prohibiciones que chocan contra el más común de los sentidos. Sé dueño de tu libertad y de tu tiempo: estos dos son tus más preciados bienes, junto al de tu salud. No los malgastes ni los dilapides. No renuncies nunca a ellos por nada que te ofrezcan y te deslumbre. Sé siempre dueño y señor de ti mismo.


                                                                           José Antonio Sáez Fernández.



1 comentario:

  1. Muy hermoso este texto. Me permites compartirlo para que lo conozcan mis contactos.

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