viernes, 26 de junio de 2015

RESPUESTAS.


(Fotografía de Rafael Sanz Lobato)



- ¿Qué haces ahí parado, esperando que caigan a plomo las nubes del cielo? ¿Y qué escrutan tus ojos con tanta insistencia, como si fueran a bajar de las nubes los carros de fuego de los profetas y los jueces que habrán de impartir justicia a los desesperados? 
- Es que no hay nada en mi alma, es que no hallo sino naufragio en mi interior, es que voy dando bandanzos de una a otra acera y al final doy en vomitar sobre el asfalto por no importunar a los transeúntes. Tal es mi debilidad que vengo a caer junto a los árboles o los bancos de los parques y espero allí a que los pájaros me sorprendan con su canto, el cual supone un gran alivio para mi corazón que anda en la pena. Voy siguiendo sus saltos en torno al caído y hasta les pongo en mis manos unas migas de pan para sentir en ellas la levedad de su peso, el roce de sus alas y de su pico, mientras trepan por las mangas y los hombros de la raída chaqueta que me cubre.
- Pero vamos, levanta ya y decídete a seguir tu camino, ¿no ves que interrumpes el paso de las gentes y las correrías de los niños? Unos te mirarán con extrañeza, otros con asco. Unos dirán que estás borracho, otros que duermes y otros que quizá estés muerto. Alguno se aproximará a ti para tocarte con la punta de su zapato con el fin de comprobar si respondes, si hay algo que se mueva en ese ser caído sobre el césped con la barba de semanas o meses, mientras tú dormitas en el hambre y en el dolor de estómago. Porque el sueño es el único lujo que pueden permitirse los pobres.
- Dime tú, que vienes de cualquier parte y te has detenido a cruzar unas palabras con este deshecho humano: ¿por qué hay tanta tristeza en mi corazón? ¿Por qué me duele la luna mientras se mira en mi alma? ¿Por qué las aguas reflejan con semejante dulzura la luz de la luna llena que se posa plácidamente sobre su superficie? ¿O por qué el espíritu cae en semejante orfandad que apenas si puede tenerse en pie? ¿Acaso no tendrías una respuesta para mí y me dirías, al menos, si alguna vez el hombre puede encontrar la paz entre sus semejantes o ha de partir tan lejos como pueda para hallar refugio junto a las alimañas? 
- Soledad y desposesión son las pruebas que han de pasar aquellos que pretenden ir tras la sabiduría. Nadie nos puede acompañar en la búsqueda de las respuestas. Debemos ir nosotros solos e implicar en ello a todas las potencias del alma. Tú debes encontrar tus propias respuestas, pues las respuestas de los demás no te sirven. Y lo más doloroso es que quizá nunca las halles.

                                                                                   José Antonio Sáez Fernández.


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