domingo, 19 de enero de 2014

LA ESENCIAL MEDITERRANEIDAD DE LAIA ARQUEROS.




 LAIA ARQUEROS (Almería, 1985) es sin duda una de las jóvenes creadoras almerienses con más talento. Después de licenciarse en Bellas Artes por la facultad "Alonso Cano", de Granada, y tras andar con una beca "Erasmus" por Bruselas, se trasladó a Barcelona para cursar estudios de postgrado en la Universidad Autónoma de esta ciudad. Entre la ilustración creativa y la comunicación visual anda ocupada, aunque su inquietud y su curiosidad por la experimentación artística no parecen tener límites. Miembro de distintos colectivos artísticos en Cataluña, su ámbito fundamental de creación ha sido la ilustración, materia en la que ha obtenido numerosos y prestigiados premios nacionales.
Laia Arqueros es la infancia latente en sus criaturas, la inocencia en su doble faceta del candor que reflejan sus creaciones y la pérdida de esa inocencia primera que la lleva a mirar el mundo con ojos asombrados que lo descubren, pero también con sublime tristeza. En sus creaciones está la niña asombrada que fue, su descubrimeinto del mundo, la feminidad, la deslumbrante cultura mediterránea que la cobija y en donde hunde sus raíces más auténticas, en las cuales reconoce sus señas de identidad con sentir diáfano. Se trata, sin duda, de una poeta de la ilustración gráfica, pues el lirismo invade cuanto su dedos trazan y su mente dibuja con la claridad meridiana de los colores bien perfilados en su elementalidad.


Laia Arqueros mira, quizás, con melancolía y ternura la niña que fue y dejó atrás, pero que pervive en ella y en su capacidad de sorpresa, en su entusiasmo creador, en la ilusión por inaugurar un mundo nuevo cada día o de redescubrir de su mano el vitalismo de pasadas civilizaciones mediterráneas que nos legaron un concepto de vida y una concepción del arte. Por eso, su obra se recrea en temas y motivos claves de la cultura mediterránea, en formas y concepciones de vida tan alejadas del concepto de culpa, a las cuales conlleva la mala conciencia a él pareja. Renunciando a ellos se libera de cuanto podía suponer un serio lastre para catapultar su imaginación creadora. Liberada de esas cadenas, pues el talento creador no puede estar sujeto a ataduras que lo autolimiten y coharten su capacidad de remontar el vuelo, siendo así que no puede ser de otra manera más que libre para alcanzar metas insospechadas dentro de la sorprendente capacidad humana; Laia Arqueros dice cuanto tiene que decir una joven creadora de su tiempo y para su tiempo. Hace y  dice con inteligencia y sabiduría, pues no renuncia a la innovación desde la tradición artística de que es heredera. Pero Laia Arqueros es también una provocadora respecto a la moral imperante y busca aquel épater le bourgeois que se convirtiera en grito de guerra de los poetas simbolistas franceses, como Rimbaud y Baudelaire. Ética y estética van de la mano en una obra rupturista que abre caminos y se adentra en senderos arriesgados que se bifurcan (en los hallazgos hay siempre riesgos y poco consigue quien no se arriesga). Apuesto, sin duda, por Laia Arqueros y por su obra innovadora, que ya nos sorprende y nos asombra; pero cuyos resultados habrán se sorprendernos y asombrarnos aún más en el futuro.


                                                                                     José Antonio Sáez Fernández.

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