lunes, 5 de marzo de 2012

La segunda época de la revista "Batarro" (IX).




El número 11-12 de la revista "Batarro" corresponde a los meses de enero-agosto de 1993. En su portada se reproduce el cuadro "Mujer con niño abrazado", del pintor de Zurgena (Almería), Ginés Parra, miembro de la llamada "Escuela o Grupo de París", junto a Pablo Picasso y otros reconocidos artistas españoles de la época. Nuestra revista ambicionaba la universalidad y quería llamar la atención de los círculos literarios y artísticos sobre lo mejor de nosotros mismos: la modesta y digna contribución que la cultura almeriense había realizado al acervo cultural universal.
  Más de veinte poetas contribuyeron con sus textos a dignificar esta entrega de la publicación del Almanzora. A los nombres de colaboradores ya conocidos por anteriores ocasiones se unieron los de Cocha García, Manuel Moya, Roberto Pasanisi, Antonio Porpetta, Antonio Rodríguez Jiménez, Ana María Romero Yebra, Miguel Torga y Jordi Virallonga, entre otros; significadas firmas de la poesía española y europea de los 90.
   En la sección "Documenta" dimos a conocer dos cartas inéditas de Celia Viñas dirigidas al poeta jerezano Juan Ruiz Peña, las cuales nos fueron proporcionadas por Carmen Ruiz Barrionuevo, catedrática de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Salamanca e hija del recordado autor gaditano. Contribuimos así a iluminar algunos aspectos de la biografía de la escritora leridana a quien se deben estos versos: "Quien quiera saber del cielo/ véngase acá sin recelo/ y trague bien el anzuelo/ de Almería".


   Extraordinaria aportación para esta entrega de "Batarro" supuso la entrevista que realizó Pedro M. Domene al escritor Medardo Fraile, sin duda una de las plumas señeras de la narrativa breve en la literatura española del siglo XX, miembro de la llamada "Generación del medio siglo", junto a Ignacio Aldecoa, Jesús Fernández Santos, Rafael Sánchez Ferlosio, Carmen Martín Gaite, Josefina Rodríguez, etc. Un cuento de Diego Granados, titulado "Los muebles", completaba el apartado habitual de narrativa y tras él, en la sección de libros, comentamos obras de Luis Landero (Pedro M. Domene), Juan Goytisolo (Pedro Felipe Granados) y Rafael Guillén (José Antonio Sáez). Excepcional fue también la aportación poética de Domingo F. Failde para este número, reflejada en la separata El corazón del agua, con dedicatoria al pintor Juan Gómez Macías, de San Roque (Cádiz) y que consta de diez poemas marinos más un "Epílogo". En la portada de la separata reprodujimos el diseño de la "Mujer de la costa", de la escultora Mª Ángeles Lázaro Guil, a quien se deben también las ilustraciones del número basadas en obras escultóricas de esta excepcional artista almeriense, internacionalmente reconocida.

Dos poemas de El corazón del agua, de Domingo F. Failde, publicados como separata del número 11-12 de "Batarro":


4


Como una íntima fragancia sin espacio...

          (José Reyes Fernández)
                                                                                

LUGAR para esta fuente
no existe, no lo busques
sino al atardecer, en las afueras,
cuando no quedan luces colgadas del crepúsculo
ni el farol cobijado en la penumbra.
                                                         Entonces,
si tal vez la fatiga de vivir apuraste,
si a poco te supiera la juventud gastada,
detente todavía,
bebe despacio el vino que dejaste en la copa
y déjate prender por la tristeza.
En el jardín -fragancia, luz, murmullo-,
como una lenta lluvia
ofrécese a la sed, expande el tiempo.
Su perfume se puebla de frutas de fuego.
   




 8
                                                                             
EL corazón es una esquirla de agua.
Su música, levísima,
cada tarde desploma su llanto sobre el mar.


Varada en los cantiles, la tristeza
es sólo esa canción que rueda desde el cénit,
como un cometa raudo que tras de sí dejara
la estela irrepetible de los gozos ardidos.


Hemos viajado a borde de un islote
que la galerna hundió.
Náufragos, pues, en el azul que anida
su prima en los confines de una lágrima.




 Epílogo


COLOR, luz o mirada,
rompe la mano el límite,
abriendo la planicie de las cosas
hacia el mar interior.


Crecer o decrecer,
ensanchar los adentros.
Para, sin más, mostrarse.


Porque, si no, quién puede
penetrar en la niebla,
romper su costra mágica
y abrirle pasadizos al misterio.


Definir es acaso
desfondar la certeza.


Miras el mundo y, como en un espejo,
contemplas el poema, la música:
                                                    Su imagen.


               Domingo F. Failde.







No hay comentarios:

Publicar un comentario