sábado, 14 de junio de 2014

INVOCACIÓN PAGANA A LOS DIOSES DE LA MELANCOLÍA.





(Texto de un desconocido poeta romántico alemán fallecido en el anonimato, el cual fue encontrado por un aprendiz de poeta español contemporáneo entre unos pliegos no muy bien ordenados de la biblioteca de Ratisbona).



Acudid a mí, yo os invoco, dioses de la melancolía,
barbados dioses que arrastráis a los mortales
por la umbría de los bosques sumidos en el silencio
y los hacéis perecer en el amor o en la desventura.
Vosotros, que confundís mentes ingenuas
subyugándolas bajo vuestro voluble capricho;
deidades surgidas de la bruma y las aguas fluyentes,
oh, invictos dioses que coronáis los celestiales
capitales que adornan las columnas del universo.
Venid a mí, pétreos y aguerridos, jactándoos
de vuestra desmesura y mofándoos de nuestro desamparo.
Los mortales no somos sino polvo, arcilla maleable,
agua que se escurre, indeleble, en vuestros dedos.
Acercaos a mí y susurradme al oído palabras que flamean,
esas que el hombre no puede desvelar por sí mismo
y cuya claridad resulta tan desolada, como cegadora
e insoportable; oh, caprichosos dioses de la melancolía
que embargáis al corazón humano en tan intensa
emoción de súbita y enloquecida congoja.
Dejadme expirar en vuestros hercúleos brazos
y esparcir sobre vuestro pecho las cenizas de los sueños.
Nosotros, los vencidos, arriamos la bandera del deshonor
agitando la blanca insignia de nuestra derrota
y cedemos a la desventura del soplo alado que alentáis,
terribles, tronantes, intransigentes dueños de nuestro destino.




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