Vosotros sois los que otorgáis la cédula de legitimidad, nosotros somos los que la solicitamos. Vosotros dais el pan y la sal o nos lo negáis, nosotros somos quienes pedimos insistentemente a vuestra puerta y tenemos los nudillos rotos de tanto llamar. Vosotros sois los privilegiados, los de arriba, y nosotros los de abajo, los que carecen de lo que acaparáis en vuestras bodegas y almacenes. Nosotros somos los desposeídos del reino y no tenemos patria, vosotros sois los imprescindibles, los insustituibles, los llamados a administrar con equidad las sobras que caen de vuestra mesa y los salvadores de la patria. Nosotros somos carne de cañón, carne de bala, los destinados a las trincheras, esos que van a morir en la primera línea de fuego.
Para vosotros el reino: comed y bebed, holgaos, haced ostentación del lujo y el dispendio, mientras nosotros bailamos la danza de los andrajosos. Para vosotros palacios y castillos, para nosotros bancos y puentes donde dar acomodo a nuestro malhadado cuerpo, parques que nos den sombra bajo el sol ardiente del verano, árboles inconmovibles, brisa que nos avienta. Vosotros sois los justos desde siempre y heredáis la tierra que fue vuestra, los que juzgáis y condenáis, los que dictáis las normas que nos han de regir. Sois el puente entre el pasado, el presente y el futuro que haya de venir.
Otorgadnos
vuestra venia, si es que hemos de vivir para ser útiles o hemos de morir para
dejar de ser molestos.
José Antonio Sáez Fernández.
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