sábado, 7 de febrero de 2015

FEBRERILLO, "EL LOCO".





   Por la escalera asciende febrerillo "el loco" con apenas 28 peldaños. Cosa tan rara: un mes con fama de loco. Como don Quijote: el loco más cuerdo que jamás haya existido. Y cómo no vivir con ese punto de locura, siendo la vida tan difícil como es -decía paradógicamente aquel joven-. Si no fuera por ese punto de locura prodigiosa, y si no fuera por esa fantástica locura que vence tantas veces la cordura y a la terca realidad que se empecina en hacernos descender desde la magia de las ilusiones hasta morder el polvo: qué sería de tantos con los que la realidad inmisericorde se ceba a diario, no dejándoles ni un respiro para la solidaridad o la esperanza.
   Febrerillo, "el loco", sube la cuesta invernal que le ha tocado en suerte y lleva el muñón de su mano cubierto con una manga que encubre la falta de al menos dos dedos. Casi como en el chiste aquel en que un parroquiano pedía dos o tres cañas para los de la serrería con un gesto de humor negro. Febrero es un mes mutilado, el recorrido incompleto, la estafa de un mes al que le faltan varios días que no vivimos. Es febrero frío y ventoso; otrora pudo ser lluvioso, aunque desde hace mucho dejó de serlo por esta esquina del sur.
   Llego hasta febrero como a un tiempo truncado prematuramente, cuyo óbito se decretara con premeditación y alevosía, a espaldas de sí mismo. Doblan las campanas por febrero anunciando su trayectoria interrumpida, su ascenso burlado por arte de birli birloque. A expensas de febrero crecen otros que lo fagocitaron. Y como premio a su sumisión le regalaron un día en años bisiestos.
   Pasa febrerillo "el loco", que sólo tiene 28, y apenas si se deja notar en el calendario. En un parto prematuro, da a luz a marzo. Miro por doquier y no encuentro las huellas que tendría que haber dejado a su paso. Y creo que deberíamos sentir pena por su insignificancia o por la falta de consideración que se le tiene, siendo como es "el caballero de la triste figura".


                                                                              José Antonio Sáez Fernández.

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