sábado, 21 de abril de 2012

La segunda época de la revista "Batarro" (XVI). Con Julio Alfredo Egea.


Se tituló Con la raíz más alta que la rama (En torno a Julio Alfredo Egea) y constituye el volumen que comprendió los números 29-30-31 de nuestra revista en el año 1999. La edición fue de Pedro M. Domene y me cupo el honor de prologarla por expreso deseo del escritor homenajeado. En aquella ocasión quise resaltar que el nombre del poeta de Chirivel venía a significar "la aportación más sólida y consistente de la poesía almeriense a la lírica española de esta segunda mitad de siglo". Ubiqué su obra poética en las coordenadas de la generación del 50 o "del medio siglo", también llamada "de los niños de la guerra" (Julio Alfredo Egea nació en 1926, por lo que tenía 10 años cuando estalló la guerra civil española). Para ello me pareció oportuno apoyar mi postura en reputadas opiniones de críticos literarios como Carlos Bousoño y Víctor García de la Concha; o en los más certeros prologuistas de su obra, tales fueron Arturo Medina o Juan José Ceba. En esta ocasión las ilustraciones y fotografías fueron de Julio Egea, hijo del poeta, así como de Enrique Durán y Emilio Carrión Fos. El volumen se aproxima a las 200 páginas.


 Quisimos, en estos números monográficos de homenaje a relevantes figuras de nuestras letras, dar a conocer algunos textos inéditos del homenajeado. Y así, bajo el título genérico de Poemas del camino, incluimos siete poemas hasta entonces inéditos de Julio Alfredo Egea, una breve muestra de su poesía última y de su poesía de siempre. El humanismo, la familia, la memoria, el paisaje y la naturaleza, la solidaridad, el desamparo, la fragilidad y la ternura, la fe religiosa, Dios, la vida y la muerte, la deshumanización de la sociedad, la "intrahistoria" y la historia de España, el amor y la amistad... Todo un caudal de riqueza humano-poética a la que el lector puede asomarse cuando lo desee y que nos ha sido legado por un escritor de indiscutible talento, en una continuada y generosa entrega, en un proceso de vaciamiento y desposesión hacia los demás.
   La entrevista "Julio Alfredo Egea, memoria poética", realizada por Pedro M. Domene, traza el perfil de las constantes de su obra, tanto en verso como en prosa, y desciende a la visión personal de las claves de la misma bajo la óptica del propio poeta, siempre envuelta en un aliento de sinceridad, hondura y bonhomía que caracteriza al escritor de Chirivel, su ser y estar en el mundo, el respirar de su herida, sus latidos... En este caso, la talla del poeta está a la altura del hombre y viceversa.

     Seguía a las declaraciones del escritor almeriense el apartado "Prosa I. Semblanzas", en el que incluimos visiones del hombre y del poeta en las firmas de Manuel Barreto Nunes, Odón Betanzos Palacios, Juan José Ceba, Aquilino Duque, Antonio Enrique, Pedro Felipe S. Granados, Juana de Ibarbourou, Francisco Izquierdo, Jacinto López Gorgé, Carlos Muñiz Romero, Domingo Nicolás, Juan Carlos Rodríguez Búrdalo, Ana María Romero Yebra y Fernando de Villena.


(Jerónimo López, Julio Alfredo Egea, Pedro M. Domene, Pedro Felipe. S. Granados y José Antonio Sáez en Chirivel).



Una carta de la poetisa uruguaya Juana de Ibarbourou a Julio Alfredo Egea, incluída en esta entrega de homenaje que la revista "Batarro" brindó al gran poeta almeriense:
  
                                                                          Montevideo, Agosto 1964


                                                  A Julio Alfredo Egea
                                                                      España.


   Mi eminente amigo: le ruego disculpe su bondad de poeta, la tardanza en acusar recibo de su hermoso libro <<Museo>> y <<La Calle>>. A veces tardo mucho en enterarme de mi correspondencia por falta de tiempo y de salud. Lentamente voy tomando libros o cartas de un cofre donde se va poniendo el correo diario -acostumbrada desdichadamente a que es poco lo bueno que se edita- y así me encontré con la sorpresa feliz de su libro. Su <<mano tejedora>> ha escrito muchos de los mejores poemas de la nueva España. Por fortuna <<Dios que preside y ordena>> lo ha librado de caer en el desconcierto, confusión, <<borrón frailuno>> o circense de los poetas nuevaoleros que serán barridos por el tiempo -y  no a largo plazo- pues la poesía como todo lo que existe, necesita de la armonía que es orden universal y del equilibrio que mantiene firme toda lectura. En su poesía existe esto además del tinte moderno en buena proporción adoptada, para estar a tono con su época. <<Maldito sea el tambor y la trompeta que no saben decir la primavera>>, y sean benditos los que no olvidan a Dios y sus creaciones, en el concierto del universo; los que no desentonan en él, sostenidos por la belleza triple de la forma, el pensamiento y la sensibilidad. Los verdaderos artistas. Vd. es de ellos, y toda su modernidad, fiel a los vivos y a los muertos.
   Con admiración, lo saluda su amiga afma.,

                                                                                           Juana de Ibarbourou.


Un completo álbum fotográfico sobre la trayectoria vital, familiar, literaria y amical del escritor puede contemplarse a continuación; fotografías en las que podemos ver al poeta con sólo cuatro años o acompañado de Patricia, su esposa, y los hijos de ambos; al igual que con otros poetas como Elena Martín Vivaldi, Rafael Guillén, Domingo Nicolás, Juan José Ceba, Ana María Romero Yebra, José Carlos Gallardo, Joaquín Márquez, Ángel García López, Félix Grande, Antonio Carvajal, Francisco Izquierdo o el fotógrafo Carlos Pérez Siquier; así como los componentes del grupo literario de la revista "Batarro".
   Seguidamente, el lector tropieza con una nueva sección titulada "Prosa II. Comentarios críticos", en la que se abordan muy diversos aspectos sobre la obra en verso y en prosa del autor de Los asombros. Esos textos van firmados por José Asenjo Sedano, Miguel Ángel Blanco, Joaquín Caro Romero, Francisco Creis Córdoba, Antonio Garrido Moraga (univesidad de Málaga), Luis Jiménez Martos, Francisco Lucio, José María Molina Caballero, Carlos Murciano, Ángel L. Prieto de Paula (universidad de Alicante), Pilar Quirosa-Cheyrouze y Ramón Reig.

(José Hierro, J. Benito de Lucas, Enrique Durán, J.A. Egea, Domingo Nicolás y J. Asenjo Sedano, en Cabo de Gata, Almería, 1999)


  El homenaje poético de los poetas amigos que quisieron sumarse en esta ocasión para honrar al escritor de Chirivel está compuesto por un conjunto de textos firmados por Esther Bartolomé-Pons, Joaquín Benito de Lucas, José Espada, Diego Granados, Domingo F. Failde, Ángel García López, Rafael Guillén, Luis López Anglada, José Lupiáñez, Joaquín Márquez, Antonio Molina Flores, Enrique Morón, Antonio Murciano, Carlos Murciano, Domingo Nicolás, Ana María Romero Yebra, Diego Sabiote y José Antonio Sáez.
   La Tabla Cronológica y una extensa Bibliografía ponen fin a esta entrega de nuestra revista que quiso dejar testimonio de nuestra admiración hacia el primero de los poetas almerienses de esta hora.





   Un poema de Julio Alfredo Egea publicado en Con la raíz más alta que la rama, número 29-30-31 de "Batarro", correspondiente al año 1999:


 ESTIRPE.


Bajo el árbol más viejo que resistió a las hachas
me siento, donde estuvo
un latido remoto de mi sangre en descanso.

Acaricio la reja de un arado romano
perdida en el cambiante sudor de los barbechos.

Bajo la sombra breve, nazarí, de un alero
me cobijo y bendigo                                                                         
las limosmas del agua.

Nunca podrán quitarme el puñado de espigas
que en el alma me crece.

Necesito estar cerca del vellón y el enjambre
y de la renovada música de las flores.

Y cito en la montaña a mis gentes perdidas,
colecciono en mis manos los tactos de las suyas,
renueva mi mejilla el curso de sus lágrimas,
veo rizarse sus risas en la nube que pasa.

Me conoce la tierra, me saluda la lluvia.
Eterno me he sentido en la luz de mi estirpe.

   
                          Julio Alfredo Egea. 




(Julio Alfredo Egea, José Antonio Sáez, Jerónimo López y Antonio Enrique)

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