jueves, 31 de mayo de 2012

La seguda época de la revista "Batarro" (XIX).


En 2002, tres años antes de que le fuera concedido el Premio Cervantes, la revista literaria "Batarro" de la Cuenca de Almanzora, en la provincia de Almería, dedicó su número 38-39-40 al escritor, traductor y diplomático mejicano Sergio Pitol; un volumen de 238 páginas que tuvo dos ediciones: una como entrega de la publicación almeriense y otra dentro de su colección de ensayo. Fue éste uno de los volúmenes más importantes de "Batarro" y la edición estuvo a cargo del crítico y escritor huercalense Pedro M. Domene, pues de todos nosotros era el mejor preparado para hacer frente al reto que suponía, tanto por sus conocimientos en el género narrativo como por sus contactos personales con los narradores actuales. El resultado de tan ingente esfuerzo queda ahí para quien sepa y quiera valorarlo, tanto por la calidad de las colaboraciones que atesora como por la significación de las firmas que se sumaron a este homenaje literario al autor de Domar a la divina garza y El arte de la fuga.

 Varias fueron las publicaciones en las que "Batarro" hizo manifiesta expresión de afinidad y simpatía por la literatura mejicana actual y diversas son también las publicaciones y colaboraciones literarias de Pedro M. Domene y otros miembros del colectivo literario en el país hermano de Méjico.  Recordará el lector el número de nuestra revista dedicado a la Literatura Veracruza Actual, al que habríamos de añadir este otro volumen de homenaje a Sergio Pitol y aún otra nueva entrega que titulamos Miguel Ángel Muñoz: El espacio invisible (Una vuelta al arte contemporáneo), con prólogo de Jesús Martínez Gómez, a la que me referiré más adelante. Pero el evento que ahora nos ocupa no hubiera podido verse culminado si no hubiese contado con el apoyo económico de varias instituciones, y en esta ocasión se unieron a las almerienses habituales la Universidad de Veracruz (Xalapa, Méjico), el Instituto Veracruzano de Cultura y la Casa de Veracruz en Madrid. Toda una conjunción de esfuerzos y voluntades que dio a la luz pública uno de los hitos más felices y perdurables de "Batarro".

     El collage de portada estuvo a cargo del editor y escritor malagueño Francisco Peralto, certero y oportuno en su concepción, y las soberbias ilustraciones interiores fueron realizadas por el pintor huercalense Pepe Bernal, siempre cercano en la amistad, la literatura y el arte. Al mismo Pedro M. Domene correspondía la justificación del volumen de nuestra revista literaria y en ella aducía tanto a la calidad literaria del escritor mejicano como a la amistad personal que había mantenido con él, a sus encuentros en Madrid, Puerto de Santa María y en la misma ciudad de Jalapa (México), capital del estado de Veracruz. En esta ocasión, el texto que firma el autor homenajeado, se titula "Formas de Gao Xingjian" (pp. 13-23), en torno al escritor chino, nacionalizado francés, que fuera Premio Nobel de Literatura en el año 2000.
   Como venía siendo habitual en anteriores entregas de la revista, Pedro M. Domene realiza también en este número una extensa y completa entrevista a Sergio Pitol, titulada "El universo literario y personal de Sergio Pitol (Una entrevista que se dilata en el tiempo y en la amistad)" en la que realiza un recorrido a través de la concepción textual y de géneros literarios del escritor mejicano, una valoración del cuento en su obra y en su país natal, así como las características principales de su narrativa a través de sus trilogías y obras singulares, la importancia en su literatura de los viajes y de los países en los que residió,  la influencia en él de algunos escritores españoles como Galdós o de la literatura rusa, la significación de lo onírico, sus proyectos, etc.

  Un primer apartado de textos sobre vivencias personales vinculadas con el escritor y titulado "Semblanzas", reúne 6 ensayos firmados por Neus Espresate, Jorge Herralde, José Homero, Antonio Tabbucchi, Enrique Vila-Matas y Juan Villoro; y a él sigue un "Homenaje poético" integrado por textos de Diego Granados, Francisco Peralto, Joseph Bodsky y José Antonio Sáez. Seguidamente, un muy completo álbum fotográfico que contiene instantáneas de toda una vida predestinada a la literatura y dedicada a ella, comprende las páginas 93-112 de este excepcional volumen de "Batarro".





   El lector tropieza, a continuación, con un conjunto de ensayos sobre la obra del gran escritor mejicano, agrupados en tres categorías: "Cuentos", "Narrativa" y "Ensayo/Miscelánea", con trabajos de Juan García Ponce, Margo Glanz y Pedro F. Sánchez Granados, en el primer caso (cuento); de Rafael Antúnez, Jesús Martínez Gómez, Ignacio Martínez de Pisón y Carlos Monsiváis, en el segundo caso (narrativa); y, finalmente, otros tres tabajos firmados por Jerónimo López Fernández, Juan Antonio Masoliver Ródenas y Mercedes Monmany, en el tercer caso (ensayo). Los habituales apartados dedicados a la "Cronología" y a la Bibliografía del autor y sobre el autor, cierran un número detrás del cual se conjugaron muchos esfuerzos, pero que proporcionó muchas satisfacciones a su editor y al colectivo literario "Batarro".


   Un fragmento de "Formas de Gao Xingjian" de Sergio Pitol, publicado en el número 38-39-40 de la revista "Batarro", titulado Sergio Pitol: El sueño de lo real (2002):


   Otro domingo, el mismo profesor Chen me invitó a visitar el Palacio de Verano, acompañado en esa ocasión por su esposa y su hijo, y después de recorrer los jardines y pasear junto a los lagos que rodeaban los graciosos pabellones, me invitaron a comer en el restaurante del palacio. Estaba abierto al público, me dijo el profesor, pero a un público extremadamente reducido, de seis o siete mesas. La señora Chen me informó de que era el mejor restaurante de la capital, y quizá de toda la China. <<El cocinero de este lugar goza de inmenso prestigio>> -dijo-; <<fue el cocinero en jefe de la última emperatriz>>-y añadió con cierto esnobismo: <<Sí, señor, la sopa que usted ingiere en este momento procede del recetario de una cocina imperial, tal vez la preferida por la misma emperatriz viuda>>. Parecía que ese día le tocaba a ella llevar la voz; me habló con entusiasmo del teatro -tal vez esa fuera su profesión, no lo recuerdo-, y de sus mayores autores, todos importantes ya desde antes del advenimiento del comunismo: Kuo-Mo-jo, Lao-che, Tsao-yu a quienes leí poco después en traducciones al inglés o al francés, y al final hizo un fervoroso elogio a la ópera de Pekín.

                                                                        
                                                                                                   Sergio Pitol.





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