lunes, 15 de octubre de 2018

DIVÁN DE MELANCÓLICOS.




En los días nublados del otoño, el viento mueve las altas ramas de las palmeras y las gaviotas vienen a tomar las playas desiertas con vuelos cortos, que las prolongan de un lugar a otro de la arena en que reposan los restos arrastrados por la pleamar y abandonados en la bajamar. Tardes de cielos plomizos en que las nubes dejan escapar algunas lágrimas y las gentes se ocultan, temerosas, tras los cristales de las ventanas, como si necesitaran sentirse protegidas y a salvo de una imprevisible amenaza. Hay hojas amarillentas que remueve el aire y que vienen a reposar y a posarse, como a cámara lenta, sobre la calzada húmeda, y son pisadas por los viandantes, o sobre los charcos donde navegan como frágiles navíos con la ilusión de altamar. Son como cuerpos amortajados en el velatorio de la luz que acorta las tardes del otoño que avanza. Los pájaros se ocultan medrosos en las ramas de los árboles y el paseante ensimismado los adivina expectantes. Las altas palmeras de grandes y recortadas hojas se doblegan, dúctiles, movidas por el viento, en la inútil acometida de abanicar al sol ausente, aliviando los pasados sofocos del estío. Sobre ellas, el cielo grisáceo, cubierto de nubes, bien pudiera ser la tumba del arco iris.


El solitario que pasea por la playa en días oscuros advierte las rozaduras que sobre la arena han ido dejando las escorrentías tras la llovizna y la amalgama de detritus arrastrada en su alocada carrera por encontrarse con el mar; algo así como las tortugas marinas que eclosionan de sus huevos y, emergiendo de la arena a la superficie, emprenden el camino que ha de llevarla a su primer encuentro con las olas, como si en ello les fuera la misma vida. ¿Quién dijo que vivir no es un continuo riesgo? La vida es tal en cuanto impredecible y nosotros estamos aquí en cuanto estamos: "In ictu oculi" (el lema de las pinturas de Valdés Leal); esto es, "En un abrir y cerrar de ojos".


                                                                                         José Antonio Sáez Fernández.



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