Quien
polariza, quien estigmatiza al otro, sesga y divide, fragmenta y rompe la
convivencia. Quien polariza es un pirómano que no puede, ni sabe, ni quiere
responsabilizarse de las consecuencias de sus palabras y de sus actos. Es un
incendiario inconsciente, un resentido que una vez dominado por la rabia y el
odio, no cesará hasta provocar la desgracia. Y es que, en ambientes sociales de
polarización, la mecha está dispuesta y preparada para ser encendida por mentes
desequilibradas, fanatizadas o desprovistas de capacidad crítica, más propensas
al desafuero o al estallido social que a otra cosa. Quien polariza y divide,
escinde, invita e instiga a la ruptura de la convivencia. Dios nos libre de
exaltados y desafectos, de resentidos e inconscientes que polarizan y levantan
muros imposibles de superar por los otros. Digamos que sí a quien construye
puentes, a quien supera obstáculos y crea condiciones para el respeto y la
tolerancia, para la concordia y la comunión a través de acuerdos que propician
la prosperidad y la dignidad a los pueblos. Esos, y no otros, son los líderes
que necesitamos.
La
polarización es, pues, una quiebra de la convivencia, es una escisión que se
produce por donde ya se habían soldado o estaban soldándose las diferencias
entre unos y otros, con lo que difícilmente podrá producirse una segunda
soldadura o sanación, si no es tras una amarga secuencia histórica de
catástrofe. Y es una nueva ruptura que manifiesta la torpeza del intelecto
humano y su menguada capacidad para vivir en comunidad. Es el rechazo del otro
por la imposibilidad de acordar y perdonar por parte de las mentes
ensoberbecidas, por la inútil cabezonería y la tozudez que a nada conducen e
impiden el progreso de la negoción y el acuerdo justo y sincero. La torpeza y
la imbecilidad humanas son proverbiales y ello conduce a los hombres a caer, en
distintas épocas u ocasiones, en los mismos errores. ¿Dónde la inteligencia?
¿Para qué la visceralidad y la revancha?
Los gobernantes
del mundo actual están conduciendo a la humanidad hacia posiciones de vértigo
que no presagian nada bueno. Los medios de comunicación propician, como ellos,
la polarización de la sociedad. Las redes sociales colaboran en la difusión de
esos postulados a través de ideologías extremistas, en individuos carentes del
más mínimo sentido de la moderación y del bien común. Sé discreto en el hablar
y en el manifestarte: no vayas a contribuir tú también a una polarización de
consecuencias incontrolables. Fomenta, sí, la fraternidad y la concordia.
Porque otra convivencia es posible.
José Antonio Sáez Fernández.



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