sábado, 14 de febrero de 2015

GUÍA DE PERPLEJOS (I).






                                                                SURA PRIMERA.

Ahora, cuando tengo la certeza de que estoy alcanzando la plenitud, cuando logro vislumbrar la sabiduría y he recibido su visita, cuando me siento a rebosar y tengo todo por entregar de mí, cuando miro hacia dentro y veo partículas de luz en suspensión y transparencia en el aire, cuando siento que la revelación se abre paso en mi mente durante tanto tiempo reducida a la aridez de sus desiertos…  Justo ahora, digo, no tengo a nadie que me escuche o que desee escucharme y, si me explico, no consigo hacerme entender por más que me esfuerce. Pareciera que hablásemos lenguas distintas o que hemos confundido las lenguas.



                                                                 SURA SEGUNDA.

Si eres destinatario de la revelación y si ésta te ha sido confiada, saldrás a la calle y, jubiloso, irás a gritar tu experiencia secreta a los viandantes. Mas comprobarás por ti mismo que nadie entiende lo que dices, y se reirán de ti y de cuanto estiman como demencia tuya.



                                                               SURA TERCERA.

Es tan íntimo el gozo de quien se siente liviano, como pluma de ave… Resulta de tal intensidad el descubrimiento interior que crees caer en una especie de demencia, pues empiezas a girar y a dar vueltas, tal es el regocijo que cabe a la revelación. Experimentas tu propio cuerpo sobrepasado en sus límites y no cesas de caer en una  suerte de aturdimiento y de fatiga que lleva al agotamiento, si no a la extenuación.




                                                               SURA CUARTA.

Si te fue concedida la gracia de la revelación, nunca por mérito propio sino que te fue dada porque sí, puede que ella te traiga mayor soledad y aislamiento. Andarás aturdido y sin saber qué pensar, cómo obrar y qué decir, y tus semejantes acordarán que andas perdido, muy perdido; si no que tu mente anda extraviada. Serás el herido de amor que guarda celosamente su secreto.



                                                               SURA QUINTA.

Aquello que te fue revelado difícilmente podrá ser comunicado. Chocas, ahora, con los límites del lenguaje. Andarás entonces, si pretendes hacer comunicable tu experiencia, entre paradojas y comparaciones, a más de otras figuras estilísticas, acudiendo a lo conocido por los hombres, bordeando lo inefable para no caer en lo incomprensible e ilógico.


                                                                                  José Antonio Sáez Fernández.



No hay comentarios:

Publicar un comentario