jueves, 30 de octubre de 2014

TOQUE DE DIFUNTOS.





 He aquí el texto que ocultaban las cuartillas que hallé como legado entre las ropas paupérrimas de aquel indigente anónimo al que dimos sepultura de caridad en una apacible tarde de otoño. Declinaba ya el sol entre los altos cipreses del camposanto cuando el alarife sellaba con yeso la placa que iba a servir de lápida a su tumba. Ni siquiera tenía un nombre. Sólo la fecha que había de servir para dar testimonio del final de sus días. Doblaban las campanas del campanario en la iglesia de san Nicolás. Su tañido lastimero avisaba a los vecinos de la aldea. Doy fe de que es verídico cuanto aquí transcribo.

   "Ved cómo he desgastado mi cuerpo en el servicio de mis semejantes. Comprobad qué ruina hizo el tiempo con este rostro ajado. Mirad ahora en qué soledad yazgo, sin una mano que me conforte y seque el sudor de mi frente, sin unos dedos que acerquen a mis labios resecos esa esponja empapada en vinagre que alivie la sed que me consume. Soy el desamparado que prestó su amparo a cuantos vinieron a mí en busca de consuelo. Mas ahora, ¿a quién acudo? ¿quién me presta su ayuda o alivia mi tránsito en estas, mis últimas horas? Soy el puro desgaste, fantasma de mí mismo, rehuido y olvidado por todos aquellos por quienes la vida me fue roturando, como la piedra del molino hace del grano la blanca harina candeal de la que ha de nacer el pan para saciar el hambre de tantas bocas famélicas que lo aguardan con ansiedad... 
  Mas has de saber que he recibido un gran consuelo, pues en mi desvalimiento vi descender hasta mi miseria un ser envuelto en luz que aliviaba con su presencia la angustia de mi incertidumbre. Era tanta la lozanía y belleza de sus largos cabellos incendiados, la elegancia y finura de su perfil, la serenidad y armonía de su delicado rostro, su apacibilidad, la dulzura de sus manos en mi frente, que pensé no era presa sino de mi delirio.    Entendí entonces que decía: <<Ten valor. Ahora cruzarás la orilla de un gran río donde hallarás la estela de los bienaventurados>>. Después siguió susurrando a mi oído palabras que yo ya no escuchaba y sentí que me iba alejando de él mientras flotaba en la ingravidez. Ya era ligero, ligero como el plumoncillo de ave que aún no ha abandonado el nido. Allí quedaba aquella criatura envuelta en una rara luz y yo me despedía de él, y él me sonreía con el dulcísimo rostro apacible de los seres sobrenaturales".


                                                                     José Antonio Sáez Fernández.

viernes, 24 de octubre de 2014

EN EL OTRO COSTADO.




  

 Esta luz amortajada de la tarde de otoño que entra en el alma como un dardo, como una daga, como una saeta estilizada... Es la blanca mano que se interna en la herida fluyente del costado, donde brota sangre y agua. Son, quizá, los dedos temblorosos que aplican el ungüento en el lugar vulnerable. Es el vendaje extendido en la llaga y colocado por delicadas manos con destreza. Es la lanzada de luz en el costado que cauteriza la herida. Voy hacia esa luz que reconforta y hacia esas manos que consuelan. Voy hacia esos brazos que me sostienen en el desvanecimiento y hacia esos ojos que me adentran en la visión deleitosa y apartada, donde no cabe sino el silencio, el vacío, la nada que alivia en la caída. ¿A qué lugar he llegado siguiendo la trayectoria de este destello que me ciega y me urge hacia él?
   Somos los de la primera y la segunda y la tercera caída. Somos los de la quinta y la sexta y la séptima caída. Somos los de la octava caída y los de la caída continuada y los de las rodillas y los codos magullados. Somos los que apenas pueden sostenerse en pie, somos los de la corona de espinas y los que arrastran su dolor por las calles del mundo. Somos los ángeles desangelados. Somos la fuente de las lágrimas y somos la almunia y el parterre. No pongas sobre mi frente el laurel de la victoria. Teje para mí una corona de agrillos. Voy tras de ti y de la claridad que envuelve tu transparencia, cristal del aire, tenue hilo que hilvanas mi destino, bordadora de nieve, alto cedro del Líbano. Yo en ti y tú en mí. Pues somos uno.


                                                                                              José Antonio Sáez Fernández.



domingo, 19 de octubre de 2014

CONCIERTO DE LAS ESTACIONES.





 A casi un mes de iniciado el otoño, el verano continúa acampado entre nosotros y se resiste a ceder su lugar a la estación de los árboles revestidos de oro. No creo que haya nadie que se atreva a negar ya aquello del calentamiento global y del cambio climático, que está trastocando los ciclos vitales de las especies vegetales y animales. Indiscutible resulta esto para quienes poseemos una perspectiva de dichos cambios. Es más fuerte el calor en verano (olas de calor las llaman) y se extiende por semanas y meses que ha restado a la estación vecina. Más larga y duradera se ha hecho la estación estival, más extremado y riguroso el invierno. La primavera y el otoño han reducido sus dominios y apenas se dejan notar. Todo ello requerirá la adaptación de los seres vivos a los nuevos cambios, pero resulta evidente que algunos no conseguirán adaptarse a esos cambios y sucumbirán.
   Seguramente, la especie humana encontrará nuevos lugares de residencia fuera de nuestro planeta y, a no tardar demasiado, habrán de verse colonias humanas en otros lugares del universo y, como es lógico pensar, en otros planetas o en el mismo espacio. ¿Qué será de nuestro hermoso planeta azul, presa de la depredación y la irracionalidad de la "especie protegida"? Contaminado el aire, contaminados los ríos y los mares, contaminados los alimentos y el agua, ¿qué será de cuantos nos sucedan? ¿Habrán de surgir nuevas enfermedades, una vez que se descubran los remedios y soluciones a otras que durante siglos provocaron tanto dolor y muerte? ¿Permitirán las multinacionales farmaceúticas que eso sea posible o continuarán produciendo medicamentos que cronifiquen las enfermedades? ¿Habremos de asistir al descubrimiento de nuevos virus que amenacen el futuro de la humanidad y, por tanto, de la especie? Al parecer, nuestro planeta se agota entre otras causas por la presión demográfica y la deficiente administración de los recursos, siempre limitados. Educar a las generaciones más jóvenes en la consciencia de la limitación de esos recursos, así como en el ejercicio de la austeridad no parece tarea fácil cuando lo que veníamos percibiendo no era sino que estábamos instalados en la civilización de la opulencia y del despilfarro. Encontrar soluciones para estos y otros problemas resulta cada vez más acuciante. Los gobernantes del mundo no pueden mirar a otro lado, pues es cuestión de supervivencia para sus ciudadanos. Tampoco todos y cada uno de nosotros.


                                                                                          José Antonio Sáez Fernández.

martes, 7 de octubre de 2014

ATARDECER CON ALAS.






Miro esta luz de la tarde y siento que los ojos se me han ido con ella. Es una luz tan diáfana que parece el rostro del amortajado. Apenas unos pájaros cruzan el horizonte de un cielo que se confunde de tan limpio en el toque de vísperas. Esta luz de octubre que deja herido el corazón como si hubiera sido rozado por el ala de un ángel. Tuyo es el silencio, árbol amordazado que oras ante los últimos destellos y te postras de rodillas para despedir el haz y el envés de los suaves y cálidos rayos de un sol que ya declina. Todo es ocaso en este ir y venir que es la vida. Todo se vuelve pérdida que atesoramos en la memoria y elevamos al cielo protector que nos aguarda siempre y nos cobija. Cambia, en la tarde, de tonalidades la luz.
Yo he salido de mi casa y dejé antes la casa de mi padre. Dejé a mi madre con los ojos arrasados en lágrimas. Ellos me vieron partir con un dolor insoportable en sus corazones. Les dije adiós, pero fueron ellos y no yo quienes se marcharon dejándome en suprema orfandad. Ahora voy tras su pista como el felino se deja llevar por la pista que persigue su olfato. Olfateo el camino y me precio de ser un buen rastreador, un sabueso excelente, husmeador eficacísimo que ha de dar con todo el amor que les cupo en sus huesos. En su tumba veo mi propia tumba. No podría escarbarla, pues vería mi rostro.
Se acortan los días de octubre bañados en la luz mágica del otoño. Son más breves las tardes y el corazón se encoge al hilo de las horas perdidas entre los visillos de la casa poblada de ausencias. Sientes el alma a la deriva y le lanzas un cabo por si acaso lo atrapara en su naufragio. Dulce son la muerte y las tardes de otoño, dulces la tristeza y la melancolía, y el aliento casi exánime del desamor cumplido, y la resurrección que aguarda en los ojos de aquel niño que fuiste. Volverás a la vida. Volverás a nacer, honda semilla enterrada, germina como el alto árbol que ahora eres por dentro.


                                                                                            José Antonio Sáez Fernández. 

jueves, 2 de octubre de 2014

CON&VERSOS. POETAS ANDALUCES PARA EL SIGLO XXI.

   Una antología es un volumen que recoge una muestra del quehacer literario de unos autores cuya obra queda inmersa en unos límites espacio-temporales concretos, los cuales suelen ser fijados por el mismo antólogo. Es el antólogo quien, con el editor, asume los riesgos de la propuesta que realiza; pues estimo que de eso se trata: de una propuesta, y no de de cualquier otra cosa. Entiendo que en los días que vivimos se abusa notablemente de la publicación de antologías, utilizadas muchas veces como arma arrojadiza por unos grupos, unas corrientes o unas tendencias poéticas contra otras. Es bien sabido que, en poesía, cada grupo o tendencia acoge, protege, lanza y defiende a los suyos y para eso es preciso encontrar, en ocasiones, referentes que actúan a manera de guías o maestros generacionales; así como a críticos literarios, preferiblemente universitarios, que den cobertura a corrientes y tendencias dentro de los circuitos adecuados, con el fin de afianzarlas y repartir el escaso, casi menesteroso botín de la fama o las prebendas.
   Antonio Moreno Ayora ha realizado una antología cuyo título juega con la anfibología o doble sentido de la palabra “Con&Versos”, como queriendo incidir en la significación casi marginal que conlleva el ser poeta y la poesía en nuestro tiempo. Su propuesta, “Poetas Andaluces para el siglo XXI”, cuyo número asciende al medio centenar de autores es, en especial por las ausencias detectadas, parcial y subjetiva, como no podría ser de otra manera. Toda antología adolece, digámoslo francamente, de parcialidad y subjetividad; y todo antólogo medianamente honrado y consecuente debiera así reconocerlo. Las antologías debieran servir, a mi juicio, para dar fe de cuanto existe; pero también para clarificar y sistematizar el panorama de la poesía andaluza, que en el caso que nos ocupa, se inicia con la generación de los 80 (poetas nacidos en la década de los cincuenta) y que concluye con la obra de los poetas nacidos en los años 80 y que, por consiguiente, comienzan a publicar ya en pleno siglo XXI. A mi modesto entender resulta insuficiente el análisis realizado por el antólogo, entre otras circunstancias porque, seguramente, ese análisis no figuraba en el proyecto inicial. Así pues, una vez constatado esto, he de confesar que, en mi opinión, la introducción al presente volumen no responde a las espectativas que personalmente hubiera querido ver más o menos resueltas; esto es: la sistematización de los rasgos y características más sobresalientes en las promociones poéticas surgidas en Andalucía a partir de la década de los 80 o de los poetas nacidos a partir de los años 50, si así se quiere; periodo que concluiría con los poetas nacidos en la década de los 80 del pasado siglo, pero cuya obra comienza a cobrar carta de naturaleza ya entrados en el siglo XXI.

   Imagino que antólogo y editor deben haberse puesto de acuerdo en las características generales del volumen, las cuales irían desde el número aproximado de las páginas del mismo, hasta el número de poetas representados, pasando por la cantidad de páginas que debieran asignarse a cada uno, a más de los contenidos correspondientes: ficha biobibliográfica, declaración poética personal y muestra de textos inéditos (unas seis páginas por autor). ¿Considerará el lector como suficientes y acertados los criterios antedichos para poder hacerse una idea global de la producción poética actual en Andalucía? Dejemos la respuesta a esta cuestión al arbitrio de cada uno y defínase al respecto, si es que lo considera oportuno.
   Si decíamos que era importante dar fe de la poesía que se ha escrito en Andalucía por parte de los poetas nacidos entre las décadas de los 50 y los 80; igualmente importante resulta a mi modesto entender, clarificar en lo posible un panorama bastante confuso, sesgado y hasta manipulado por intereses no siempre diáfanos en los que interviene, en no pocas ocasiones, la vanidad y el afán de un escaso medro. Pero ello no siempre resulta posible porque también antólogo y editor pueden tener sus limitaciones en el conocimiento de la realidad circundante y afectada, la cual va a someterse a un análisis que, aunque no confesadamente, pretende ser lo más objetivo posible. La realidad es que esas limitaciones de conocimiento existen y que mediatizan el producto resultante en buena medida. ¿Cómo si no explicar que en la antología que nos ocupa figuren sólo 4 poetas de provincias como Almería y Jaén; 5 de Huelva; 6 de Cádiz; 7 de Granada, Málaga y Sevilla y 9 de Córdoba, provincia donde reside el antólogo? La presencia de la producción poética almeriense de estas décadas se ve manifiestamente sesgada y defrauda, sin duda. Ausentes están de ella los nombres de poetas almerienses como Juan José Ceba, Emilio Barón, José Luis Bretones, José Andújar Almansa, Ramón Crespo, Martín Torregrosa, Pilar Quirosa, Ana María Romero Yebra, Pura López Cortés, Raúl Quinto, entre otros más que seguramente merecerían figurar en esta selección en igualdad de derechos y condiciones. Todo ello nos lleva a la constatación de que, por cuantas causas quieran y puedan aducirse, los poetas y la poesía de Almería no son suficientemente conocidos ni valorados por los críticos literarios andaluces de las provincias hermanas.
   Es cierto que hay circunstancias que están incidiendo, sin duda, en la producción poética de Andalucía, en su calidad y en surgimiento de nuevas voces líricas; tales como el fomento y apoyo a la creación poética y a los poetas por parte de las instituciones públicas (Diputaciones, Ayuntamientos y Universidades), en algunas provincias como Córdoba, Málaga y Granada, especialmente; sin menospreciar por ello el vigor de Sevilla, Cádiz o Huelva; siendo quizás considerablemente menor ese aliento en Jaén y Almería. La creación poética necesita un caldo de cultivo que se concreta en la celebración de encuentros, congresos, recitales, becas, premios literarios, publicaciones y hasta en la consideración social de la actividad poética. Allí donde se da ese caldo de cultivo florecen con mayor empuje las voces que tienen y tendrán algo que decir en la poesía andaluza en ésta y las próximas décadas.
   Concluyo haciendo mención a la importante labor que las editoriales andaluzas desempeñan en la difusión de la poesía aquí escrita y de los poetas nacidos o residentes en Andalucía, entre las que viene trabajando con notable vigor y empuje, La Isla de Siltolá.


                                                                                   José Antonio Sáez Fernández.